Japón. Hablemos de Japón. ¿Por qué? Porque el mundo existe más allá de las agendas, más allá de los algoritmos.
¿Para qué? Para que entendamos quiénes son nuestros verdaderos amigos, para que comprendamos quiénes somos, dónde estamos parados, a dónde podemos llegar.
Voy regresando de un largo e intenso viaje de trabajo por Japón y sigo impresionado por todo lo que vi, por todo lo que aprendí.
Tuve el honor de charlar con gente muy importante del gobierno, de la ciencia, de la tecnología, de la cultura, grandes académicos. ¡Hasta con sobrevivientes de la bomba atómica!
Japón no es sólo el nuevo destino turístico favorito de las mexicanas, de los mexicanos. Es nuestro segundo socio comercial. El segundo. ¿Sí entiende la magnitud de lo que le estoy diciendo?
Tenemos más de 400 años de relaciones bilaterales. El Acuerdo de Asociación Económica entre México y Japón está cumpliendo 20 años.
Hay más de mil 500 empresas japonesas en nuestro país. Japón es el segundo productor de vehículos ligeros de todo México.
Su presencia va de Baja California al Estado de México pasando por Aguascalientes, Morelos y por muchísimos otros estados, por muchísimas ciudades.
Para que entienda el tamaño de esto, hay un Consulado General de Japón en León, Guanajuato.
Los japoneses también son nuestros vecinos y México ocupa una posición estratégica en su economía. Somos particularmente importantes en términos de seguridad alimentaria.
Hay enormes historias de éxito de la comunidad México-Japonesa. Son muchas generaciones de mujeres y de hombres, de familias completas, que han ido y que han venido entre nuestros dos países.
Imposible estar en Japón, decir que uno es mexicano y no emocionarse ante la reacción de las japonesas, de los japoneses. Hay respeto, hay cariño, hay admiración.
Y saben de nuestra cultura, que hasta hace poco tuvo una gran exposición en el Museo Nacional de Tokio. Y saben de nuestras tradiciones, de nuestra gastronomía, de nuestra lucha libre.
Son más las cosas que nos unen que las que nos separan. Allá también es tiempo de mujeres.
Cuando aterricé en Tokio, la primera mujer primera ministra de toda la historia de Japón tenía muy poco de haber tomado posesión.
Las niñas allá, como las nuestras aquí, están emocionadísimas mirando a una mujer al frente de su nación, soñando con ser algo que antes parecía imposible.
Yo llegué muy contento con todo lo que acabábamos de vivir por el Día de Muertos. ¡Y qué cree! Descubrí que allá tienen el O-bon, algo muy parecido.
Fue hermoso cuando mostré las fotografías del desfile que acabábamos de tener en la Ciudad de México, de nuestra ofrenda monumental, de nuestras catrinas, y cuando ellas y ellos me mostraron las suyas.
Las mexicanas, los mexicanos, las japonesas, los japoneses, vamos juntos. En serio.
En la prefectura de Hiroshima, por ejemplo, nos adoran. Hay una relación muy estrecha entre ellas, ellos y nuestro estado de Guanajuato.
Pero, además, compartimos valores, compartimos inquietudes. Y esto va desde nuestra muy enérgica postura en contra de las armas nucleares hasta algo histórico que acaba de pasar y que amerita un análisis profundo: la inauguración de un mural francamente maravilloso en el aeropuerto de la ciudad de Hiroshima.
Ojo: es un mural mexicano, un mural de Adriy del Rocío y de Carlos Alberto GH. Ojo: en Japón no son comunes los murales. Ojo: cuando le digo que está en el aeropuerto de Hiroshima, no es porque esté adentro, al lado de las tiendas.
¡No! El mural está en la fachada. ¡Nuestro mural mexicano es la fachada del aeropuerto de Hiroshima!
Ya habrá tiempo de hablar de esto, de energías limpias, de la Agencia Japonesa de Exploración Espacial, de turismo, mangas, animaciones, películas y gastronomía.
Si me permite, en los próximos días, en las próximas semanas, voy a abrir espacios para compartirle toda esta información, todas estas emociones.
Lo único que le pido es que vea más allá de las agendas, más allá de los algoritmos y que aprecie quiénes son nuestros verdaderos amigos. Hablemos de Japón. ¡Gracias!