No, bueno, hasta las encuestas más cercanas al PRIANChu le plantean un escenario poco menos que desastroso a la campaña de Lady X y nadie hace nada. Y lo único que se le ocurre a los asesores maxcortazarianos de la candidata, es mover encuestas patito de hule donde le gana hasta al América (con todo y árbitros) bajo el título “Sonrían”, un guiño al slogan lopezobradorista de “Sonríe, vamos a ganar”. Eso y lo de construir una vocería con inteligencia artificial donde Xóchitl se ve más artificial que inteligente. El único momento lúcido pero inútil fue cuando la señora del huipil negó su participación en el palomeo de Ricardo Anaya para el Senado, donde al mismo tiempo acepta que no la toman en cuenta para la selección de candidaturas.
Otro inmarcesible momento del sector opositors lo protagonizado los medios y locutores afines. Un diario publica una nota que afirma “Causa sopor y aburrimiento el Tren Maya”, adornada con una fotografía de gente dormida en los asientos. Como que esperaban por quién sabe qué oscura razón que el Tren Maya era el Yate Fiesta de Acapulco y que los viajeros tendrían una experiencia cercana a un congal. Alguien les tenía que haber avisado que los medios de transporte no están obligados a convertirse en una picadero ni los pasajeros en party animals. Ahora que si querían una experiencia realmente tediosa y aburrida, se hubieran ido a la sede del PAN, donde solo se despiertan al grito de “¡Ánimo, Montana!”.
Están como Loret, que en su berrinche y homenajeando a su maestro en materia de montajes, García Luna Productions, dice que es más barato ir en camión que en el Tren Maya. No tiene ni caso explicarle las diferencias, se ve que ese tuit lo hizo mientras esperaba su camión en la terminal del ADO.
Claro, ante las burlas, Loret se va a declarar perseguido político como Beatriz Pagés por los cuestionamientos –hasta del INE—por la portada nazi de ¡Siempre! Hasta dice que AMLO se quiere vengar de ella y teme por su vida, como si tuviera alguna relevancia, ya le dio el síndrome de Lupita Loaeza. El único que debe tener sed de venganza debe ser su padre, don Pepe Pagés, que por destruir al periodismo y a su revista le va a jalar las patrullas en la noche.
Todo mal en la oposición, lo único que les falta es tomar inspiración del discurso de Javier Milei y su pelucón frente a los argentinos: “No hay plata, confío en que ustedes se las van a arreglar solos para salir de esta”. ¡A la madre! ¡Un estadista!