Política

El punto ciego de Morena

Escuchar audio
00:00 / 00:00
audio-waveform
volumen-full volumen-medium volumen-low volumen-mute
Escuchar audio
00:00 / 00:00

En mi columna pasada identifiqué los puntos ciegos que hicieron, que llevaron al fracaso del modelo de democracia que el PAN implementó en los años noventa. Hoy describiré los que, de no atenderse, amenazan con reproducir ese fracaso en el orden político instaurado por Morena.

El modelo panista de democracia fracasó por sus supuestos. Sus arquitectos asumieron que crear instituciones que limitaban la capacidad de decisión de los sectores populares y la depositaban en manos de “expertos” llevaría a un progreso más rápido e incluyente.

No fue así. Resulta que los expertos tenían su propia ideología, intereses y alianzas de clase. Y ello los llevó, consciente o inconscientemente, a crear un arreglo institucional que funcionaba bien para las clases medias, los intelectuales y los empresarios, pero no para el resto.

Morena triunfó por su crítica a esa democracia elitista y aislada de las mayorías diseñada por el PAN empresarial en alianza con el PRI neoliberal y los intelectuales de la capital.

Morena, sin embargo, no escapa de tener sus propios supuestos errados. El más profundo consiste en asumir que las mayorías políticas reflejan las preferencias y los intereses de la mayoría de los mexicanos cuando, en realidad, no necesariamente es así.

Las mayorías políticas —las que surgen de las urnas o de formas de organización colectiva— representan solo a quienes están lo bastante politizados, organizados o visibles como para participar en la vida pública. No abarcan a todos. Detrás puede haber amplios sectores con preferencias mayoritarias que permanecen en la sombra, fuera de las estructuras de participación.

Así, incluso las instituciones más abiertas a la participación ciudadana suelen ser capturadas por grupos amplios y bien organizados de actores politizados que, en última instancia, encarnan una nueva forma de minoría.

Los viejos modos de la política mexicana, por ejemplo, la obsesión de los líderes por llenar plazas públicas y presumir mítines multitudinarios, agravan este problema, pues hacen que los políticos dependan cada vez más de movilizadores profesionales: gobernadores, sindicatos, burócratas u operadores territoriales. Con el tiempo, las instituciones pueden terminar gobernando por y para esos grupos artificialmente organizados.

En el peor escenario, esta dinámica engendra otra versión del “gobierno de minoría”. Ya no la de los tecnócratas y empresarios de la democracia noventera, sino la de quienes logran hacerse visibles o políticamente relevantes.

El único antídoto para que Morena no cometa este error es transformar la forma tradicional de hacer política en México. Superar la lógica que mide el éxito de un político por el tamaño de su mitin, el número de afiliados a su partido o su ventaja electoral, y asumir, en cambio, que la tarea más difícil y esencial de la política es escuchar y representar a los sin voz.

El dilema es que, en los gobiernos de mayorías como los que busca crear Morena, nadie tiene tiempo de hacer eso cuando se tienen que ganar elecciones. 

Lo contenido en este texto es publicado por su autora en su carácter exclusivo como profesionista independiente y no refleja las opiniones, políticas o posiciones de otros cargos que desempeña.


Google news logo
Síguenos en
Viri Ríos
  • Viri Ríos
  • viridiana.rios@milenio.com
  • Política pública con datos. Autora de @NoEsNormalLibro. Podcast #PoliticaYOtrosDatos. Enseño en @HarvardSummer. Harvard Ph.D. / Escribe todos los lunes su columna No es normal
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.