Tan caótica la salida como su gestión al frente de la Fiscalía General de la República (FGR). Leyendo el documento que Alejandro Gertz Manero envió al Senado, ahí no aparece el argumento de su renuncia, sino un supuesto nombramiento presidencial en una embajada “amiga”.
A la letra el documento dice que la Doctora Claudia Sheinbaum Pardo propuso a Gertz como Embajador. Sin embargo, en la conferencia mañanera del pasado miércoles, la mandataria dijo desconocer el motivo de la salida de Gertz de la Fiscalía.
Tanto enredo lleva a suponer que a Gertz le pidieron la renuncia y él negoció con el enviado de la mandataria –Adán Augusto López– que le entregaran a cambio una embajada “amiga”.
El problema habría surgido cuando el senador López no alcanzó a comunicarle a la presidenta, antes del miércoles, sobre lo pactado con el fiscal.
La Constitución establece como único argumento para que el Senado considere la renuncia del titular de la FGR el que exista una causa mayor.
También fue ridícula esta semana la discusión en la Cámara Alta para interpretar este concepto. El legislador del Partido Verde, Luis Alfonso Silva Romo, llevó las cosas al extremo cuando afirmó que basta con que a un funcionario no le guste su trabajo para considerar ese hecho como una causa mayor.
Llama la atención que en este contexto no haya sido tema de debate la edad de Gertz Manero. La carga de trabajo relacionada con el puesto de fiscal, acaso podría ser excesiva para un hombre de 86 años.
Sin embargo, Gertz opuso una gran resistencia a que se hablara de su edad. Será por vanidad o por orgullo –difícilmente lo sabremos– en los hechos la jubilación quedó descartada como razón de su dimisión.
Si no es por una embajada y tampoco por su edad, ¿qué fue lo que realmente motivó el cambio en la Fiscalía General?
Un suceso ocurrido hace poco más de siete años pareciera ser la causa más plausible, tanto de su salida de la FGR como del muy probable arribo, en su lugar, de Ernestina Godoy.
A principios de 2019 Omar García Harfuch era el titular de la Agencia de Inteligencia Criminal (AIC), brazo investigativo de la FGR. A la llegada de Gertz a esa dependencia hizo la guerra al policía para que renunciara ya que quería ese puesto para alguien más próximo a su confianza.
A pesar de que aquel funcionario se había forjado la imagen de un mando diligente y eficaz, Gertz lo echó a la mala sin suponer que tal cosa significaría, al paso de los años, un error político serio.
Pocas semanas después, Ernestina Godoy, entonces fiscal de la CDMX, convocó a García Harfuch para que se hiciera cargo de la Policía de Investigación (PDI) bajo su mando. El desempeño hizo rápidamente que tanto la fiscal local como Claudia Sheinbaum, entonces jefa de gobierno de la capital, le tomaran aprecio.
Al año siguiente, García Harfuch fue ascendido y ocupó el puesto de Secretario de Seguridad Ciudadana de la CDMX, gracias al cual se convirtió en uno de los colaboradores consentidos de la actual mandataria, a tal punto que, en 2024, ya con la banda presidencial cruzada sobre su pecho, Sheinbaum volvió a encargarle la política de seguridad, pero esta vez de todo el país.
Probablemente se trata hoy de la responsabilidad más importante dentro del gabinete presidencial. Es así porque la seguridad terminará definiendo el legado de Sheinbaum. Si la mandataria pacifica el país, tendrá asegurado un muy buen sitio en la historia. En cambio, si México mantiene extensas zonas acosadas por la violencia y la inseguridad, los conflictos con Estados Unidos continuarán a lo largo de toda su administración y, lo más importante, el voto mayoritario que hoy respalda a Morena terminará por desertar a esa fuerza política.
Para cumplir con la misión encomendada, García Harfuch ha logrado coordinarse bien con otras dependencias como la Defensa y la Marina Nacional, también con la mayoría de los gobiernos locales.
Sin embargo, esa coordinación no ha sido eficiente en lo que toca a la procuración de justicia. El viejo agravio alimentó la desconfianza. Mientras para el fiscal el secretario sería un funcionario sobrevalorado, para el secretario, el fiscal continuó siendo un hombre tan arrogante como incompetente.
Marcaron para mal la trayectoria de Gertz Manero dentro de la FGR los asuntos personales que litigó desde esa oficina pública. Destacadamente la persecución que emprendió contra su excuñada y su hija. El año y meses que Alejandra Cuevas pasó en la cárcel, acusada absurdamente de no hacerse cargo del cuidado del hermano de Gertz, darían cuenta de la baja estatura moral del fiscal.
En esta misma hebra ocurrió el intento de Gertz por apropiarse a la mala de la Universidad de las Américas, campus Puebla, empleando para ello los recursos públicos a su cargo. Por obra suya, alumnos y maestros pasaron más de diez meses de sus vidas alejados de las aulas.
En contraste, la FGR lució por su reiterado fracaso respecto a expedientes que, por su relevancia, reclamaban mayor atención, como los de Emilio Lozoya, Javier Duarte, Ismael ‘el Mayo’ Zambada, Hernán Bermúdez Requena, o más recientemente, Raúl Rocha Cantú.
La eventual llegada de Ernestina Godoy a la Fiscalía cerraría un largo ciclo político abierto en 2019. No solamente va a resolver a favor de García Harfuch una honda disputa, por encima de todo, buscaría asegurar un funcionamiento coordinado y eficaz entre la FGR y la Secretaría Federal de Seguridad Ciudadana.
