Días de fiesta hay muchos, pero como éste, ninguno. Hoy estamos celebrando en el Zócalo de la capital de la nación el primer año de la toma de posesión de Claudia Sheinbaum Pardo como la primera mujer presidenta de México.
Y las razones para celebrar son muchas porque pocos gobiernos han tenido tanto éxito como éste, porque pocos gobiernos han recibido tantos elogios como éste, porque pocas figuras universales han sido tan reconocidas como nuestra presidenta.
Yo lo que quiero preguntar es: ¿no que no? Exijo que todas y que todos esos hocicones den la cara y expliquen hoy por qué dijeron lo que dijeron hace un año. Exijo que reconozcan sus errores.
Porque es muy fácil aventar la piedra y esconder la mano, porque es muy fácil jugar a que el pueblo no tiene memoria.
¡Ya basta! No es un tema de valentía. Es un tema de humildad. La prensa debe aprender a ser humilde. La prensa debe entender que también es imperfecta.
¿No que no nos iba a poder gobernar una mujer? ¿No que íbamos a estar mejor con Xóchitl? ¿No que las fuerzas armadas no iban a respetar a una comandanta suprema?
¿No que Donald Trump iba a pasar por encima de Claudia? ¿No que Estados Unidos iba a aniquilar nuestra economía? ¿No que nos íbamos a volver locos con las deportaciones?
No, pero espérese. Se pone todavía más “divertido”: ¿no que Claudia iba a ser un títere de Andrés Manuel López Obrador? ¿No que Claudia, por ser mujer, nomás iba a poner la cara mientras que AMLO iba a mandar desde Chiapas?
Tenemos muchas noticias falsas que recordar. Tenemos muchas afirmaciones que revisar. Aquí alguien quiso sembrar la discordia. Aquí alguien quiso dividir al país.
Y nada ni nadie ha podido contra la doctora Sheinbaum. Ella, desde el primer momento de su mandato, ha dado cátedra de cómo se debe gobernar hoy.
Por eso es un ejemplo mundial. Por eso es un modelo aspiracional para millones de niñas. Por eso vemos y oímos tantísimas expresiones de amor por todos lados.
Con ella hay una sensación de orgullo que permea a lo largo de toda nuestra nación, de toda América Latina y de todo el mundo.
El orgullo de que sea mujer, el orgullo de cómo se desenvuelve, el orgullo de cada una de las palabras que utiliza, el orgullo de cómo conecta con las multitudes.
Todo esto se traduce en el orgullo de un país que sí funciona, en el orgullo de un gobierno de izquierda que sí da resultados, en el orgullo de un movimiento que sí es exitoso.
Ojo: no estamos hablando del orgullo artificial que manejaban los medios de comunicación en los primeros años de otras administraciones que contrastaba con lo que pasaba en el mundo real, que contrastaba con el desconcierto popular.
¡No! Éste es un orgullo real, un orgullo que nace de abajo y que va subiendo, va subiendo y va subiendo hasta alcanzar los medios de comunicación y las redes sociales.
Aquí es donde podemos comprobar que pensar primero en los pobres es lo correcto. Aquí es donde podemos confirmar que hoy domingo 5 de octubre es un día de fiesta nacional.
¡Felicidades a Claudia Sheinbaum y a todo su equipo por este primer aniversario de una de las historias de éxito más hermosas, fascinantes e indiscutibles de todos los tiempos!
Pero, sobre todo, felicidades a las mexicanas, a los mexicanos, porque eligieron bien, porque elegimos bien, porque hoy tenemos más de lo que alcanzamos a soñar hace un año. ¿A poco no? ¡Felicidades!