Espectáculos

'All’s Fair', de Disney+

“All’s Fair” es para las series lo que “Emilia Pérez” para las películas. Todo el mundo la odia con una fuerza inmensa, suculenta, monumental.

Pero es, objetivamente, una obra maestra maravillosa, incomodísima, terrible. Me urge que usted la vea dentro del menú de Hulu en Disney+.

A la mejor la va a rechazar tal y como está pasando con las multitudes en las redes sociales. A lo mejor la va a adorar como yo. Pero le juro que no le va a ser indiferente. Le explico:

En 2004, lo recuerdo muy bien porque estábamos en los Juegos Olímpicos de Atenas, un muy joven y desconocido señor llamado Ryan Murphy sorprendió al mundo entero con “Nip/Tuck”.

La veíamos en FOX. Era una serie insólita que narraba las aventuras de dos cirujanos plásticos que, a diferencia de lo que estábamos acostumbrados a ver, eran increíblemente perversos y atendían a pura gente enferma, pero del alma.

El resultado fue uno de los mejores ejercicios mediáticos de crítica social de todos los tiempos y el éxito no se hizo esperar.

Hace unos cuantos días, Disney+ estrenó, bajo un muy peculiar esquema de distribución (vamos a estar viendo un episodio por semana), “All’s Fair” (“Todo vale”) que es exactamente lo mismo sólo que con mujeres, sólo que con abogadas.

¿Cuál es la nota? Que como el maestro Murphy, con el paso de los años, se convirtió en una de las figuras más cotizadas de la industria de las series de todo el mundo, convocó a un reparto que va de lo más glorioso a lo más escandaloso.

Vamos de Glenn Close a Kim Kardashian pasando por Naomi Watts, Sarah Paulson, Niecy Nash y Teyana Taylor entre muchas, muchísimas luminarias más.

Nosotros, en nuestro contexto, a lo mejor no apreciamos lo que esto representa para las audiencias estadounidenses pero a “las buenas conciencias” de allá les irrita mucha ver juntas, por ejemplo, a una diosa como Glenn Close con alguien que salió de los “reality shows” como Kim Kardashian.

Pero espérese, todavía no le digo lo mejor (o tal vez lo peor):

Mucha gente está atacada porque semejante constelación de reinas está junta para que sus personajes hablen, entre escena y escena, de sexo anal, de cómo eligen sus vibradores y de otras tantas cuestiones que son, para las audiencias de hoy, lo que las patologías de “Nip/Tuck” eran para el público de 2004.

¿Cuál es la crítica? Que, por increíble que parezca, las espectadoras y los espectadores de 2025 no tiene ni la apertura, ni el espíritu crítico ni el sentido del humor que las y los televidentes del legendario canal FOX teníamos en 2004.

“All’s Fair” es entretenida, terapéutica, apasionante. Es exactamente lo que las mujeres de los cinco continentes, sin importar su edad, su preparación académica o su nivel socioeconómico, necesitaban para acabar de empoderarse, para aniquilar al patriarcado.

Es como una “primetime soap opera” (serie telenovelera tipo “Beverly Hills 90210”, “Dallas” o “Dynasty”) sobre seis mujeres muy, muy, pero muy chingonas que un día se cansaron de vivir sometidas y decidieron dedicarse a ayudar a otras mujeres, pero desde la perspectiva legal.

Son abogadas que van resolviendo diferentes casos por capítulo y que, como no queriendo la cosa, le van diciendo al público femenino qué hacer cuando el marido las cambia por otra, les pide el divorcio o las quiere obligar a embarazarse, a realizarse una cirugía plástica o a hacer cosas en contra de su voluntad.

Lo mejor de todo es que cada una de estas seis protagonistas representa algo fundamental, que cada una tiene una historia alucinantemente disruptiva. ¡El resultado es una bomba!

No le voy a vender trama, por respeto, pero le voy a contar algo de eso que tiene tan furioso al algoritmo:

Imagínese usted a una sacrosanta madre de familia, afrodescendiente, con hijos universitarios, con carnes abundantes y toda la actitud, yendo a ligar pero así, rudo.

Sus hijos, cuando la despiden, le cantan: “¡Mamá va a tener sexo esta noche! ¡Mamá va a tener sexo esta noche! ¡Mamá va a tener sexo esta noche!”

¿Y qué hace ella? Se pone a bailar, feliz, al ritmo de los hijos.

¿Cuándo había visto usted algo así? ¿Cuándo, con una madre de familia? ¿Cuándo, con una señora de esa edad? ¿Cuándo, con una mujer con ese cuerpo? ¿Cuándo, con una afrodescendiente? ¿Le sigo?

Amo que los “influencers”, en lugar de apreciar el cambio social, jueguen a comparar esto con “And Just Like That” y a pronosticar un fracaso, pero amaría más que hicieran bien su trabajo y en lugar de abonar para ellas, para ellos, abonaran para la fuente, que abonaran para las series.

“All’s Fair” es un necesarísimo parteaguas en la industria de los contenidos en línea donde no todo tiene que ser cómodo y me encanta que detrás de ella esté Kim Kardashian porque eso me confirma algo que siempre he creído: esa mujer es una genio.

Se necesita una visión social y empresarial más allá de lo normal para entender lo que se tiene que hacer para orientar al público, para diseñar espacios donde las multitudes conecten y ella siempre la ha tenido.

Le guste a quien le guste o le moleste a quien le moleste, “All’s Fair” es una de las mejores series del año, la “Nip/Tuck” de 2025.

Gracias a Ryan Murphy, a Jon Robin Baitz y a Joe Baken, los escritores que crearon esto, por atreverse a romper esquemas en tiempos de alta represión.

Pero, sobre todo, gracias a Hulu y a Disney+ por jugársela ahora que todo el mundo lleva una vida tan miserable que su mejor mecanismo de defensa es sentirse superior, sentirse exquisito y que nada le guste. ¡Gracias!


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Álvaro Cueva
  • Álvaro Cueva
  • alvaromilenio5@gmail.com
  • Es el crítico de televisión más respetado de México. Habita en el multiverso de la comunicación donde escribe, conduce, entrevista, da clases y conferencias desde 1987. publica de lunes a viernes su columna El pozo de los deseos reprimidos.
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