Política

La reprimida marcha del hartazgo

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La marcha de la Generación Z terminó como un punto de inflexión que el obradorato creyó poder contener o no previó y reprimió, porque rebasó las expectativas en la capital y medio centenar de localidades en que decenas de miles de abiertos opositores al régimen exigieron justicia por el asesinato de Carlos Manzo y que se combata la creciente inseguridad.

Con Sheinbaum como principal propagandista,el oficialismo satanizó y minimizó los alcances de la movilización apostando a que, sin imágenes aéreas de la Plaza de la Constitución, se ignorara la magnitud evitando que todos los manifestantes ocuparan la plancha con barricadas en las inmediaciones y lanzando gas lacrimógeno para impedir que la gente avanzara.

Hay evidencia, sin embargo, de que la policía golpeó brutalmente a muchos manifestantes (¿qué tal el pateado en la cara?), y de que centenares de “encapsulados” que rompieron el cerco fueron contenidos de inmediato.

Innegable, la represión fue ejecutada por “inexistentes” granaderos que el gobierno juró haber desaparecido, actuando como diazordacista fuerza de choque.

La estrategia dejó atrás la fregadera de que sus efectivos están entrenados para ser quemados y se pasó a la de atacar sin piedad.

Indigna ver cómo fue derribado el del sombrero con la bandera y al que levantó el estandarte y lo ondeó en una nube de gases (foto de Jesús Quintanar, MILENIO)

Adultos mayores, mujeres y niños fueron zarandeados y golpeados (en Morelia inclusive hubo menores detenidos).

Contra la mentira de “nunca la fuerza contra el pueblo”, ahora no solo se reprimió: 20 fueron aprehendidos por supuestos “delitos” y 20 más “por faltas administrativas”.

¿Quiénes de los quizá 350 delincuentes del bloque negro, como se prometió, han sido capturados por los crímenes del reciente 2 de octubre?

Entre los “chavorrucos” de que la Presidenta se burló estuvo la abuela Raquel del alcalde victimado, y su imagen resume el ánimo de coraje, dolor, rabia y determinación.

La marcha dejó claro que la paciencia social tiene límites.

Se clamó por seguridad y justicia, porque asesinatos, desapariciones, secuestros y extorsiones se han vuelto “normales” y cotidianos.

El “detector de mentiras” presidencial, Miguel Elorza, dijo la babosada de que “la derecha internacional” pagó la promoción de la manifestación. Alguien debiera explicarle a su jefa que no es que comunicaciones hayan sido captadas con dispositivos digitales del extranjero, sino que, simple y sencillamente, quienes originaron información en México usaron distintas VPN (red privada virtual) para evitar ser rastreados, como bien lo sabe, por cierto, la Generación Z.

Lo más relevante ha sido la constatación de que hay un nuevo sector que había sido subestimado por el régimen: el de jóvenes construyendo, estos sí, su futuro, que emergen con un movimiento de oposición espontánea, insumisa, móvil y activa.

Y es que, cuando el descontento empieza a organizarse y rejuvenecerse, el oficialismo se acobarda y recurre sin rodeos a la represión…


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Carlos Marín
  • Carlos Marín
  • cmarin@milenio.com
  • Periodista con 55 años de trayectoria, autor del libro Manual de periodismo, escribe de lunes a viernes su columna "El asalto a la razón" y conduce el programa del mismo nombre en Milenio Televisión
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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