Gil Gamés caminó sobre la duela de cedro blanco y se alarmó al mirar una de las paredes del amplísimo estudio: ¡aquí había un cuadro! Se sintió muy desesperado. ¿Dónde quedó aquella obra extraordinaria? Gilga comprendió plenamente a Elena Poniatowska que efectivamente un día despertó, miró un muro de su casa de Chimalistac y dijo: aquí había un cuadro. Problemón.
Gil lo leyó en su periódico MILENIO en una nota de Leticia Sánchez: “Blanca Garduño niega que durante su gestión como directora del Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo se haya perdido la obra En el panteón que se exhibió en la exposición Nahui Olin. Una mujer de los tiempos modernos. Pero resulta que Poniatoswka afirma que esa obra no regresó a su muro de origen. Ya en serio: devuélvanle su cuadro a Poniatowska. Pequeño problema, el cuadro lo prestó la escritora en el año de 1992. Luego, como todo mundo sabe pasaron muchas vidas. ¿Dónde está la obra de marras? Su periódico MILENIO buscó a la historiadora del arte Blanca Garduño: “No, porque Elenita no se acuerda de mi nombre. Ya me hubiera mencionado; si hubiera visto el catálogo de esa exposición habría dicho: ‘a Blanca Garduño le presté la obra’. Pero ella menciona a otra persona, María Holguín, quien es del Museo de Arte, el recinto donde se organizó en 2018 otra muestra de Nahui Olin. Yo no sé por qué da ese nombre si yo no fui la organizadora de la muestra de Nahui Olin en el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, en 1992”. Miren: no hay que prestar cosas valiosas y luego, treinta años después, acordarnos de que las prestamos. Al final, un día, todos y todas, frente a un muro, diremos: aquí había un cuadro.
A huevazos
Los pleitos en Morena dan para muchas notas en los periódicos. Una nota de la redacción de su revista Proceso informa que “con gritos de ‘¡Corrupto!’, ‘¡Fuera!’ y a ‘huevazos’ fue corrido Mario Delgado, presidente nacional de Morena, de la sesión para ratificar a Alma Marina Vitela Rodríguez como precandidata única de ese partido a la gubernatura de Durango”.
Pero la nota de Proceso no dice que fueron huevazos austeros, huevazos del pueblo, huevazos de la transformación. Los abucheos de militantes duranguenses comenzaron cuando fue anunciada la llegada del ex senador al recinto donde ratificarían a Vitela. “¡Vendido!”, “¡Traidor!”, “¡Fuera, fuera!”, le gritaban.
La protesta obligó a Mario Delgado a salir entre empujones, mientras elementos de seguridad intentaban protegerlo. El dirigente, dice la nota de Proceso logró subirse a una camioneta, que también recibió piedras y huevos que le aventaron los inconformes. ¿Piedras? ¿Ya de plano? ¿Qué pasó, Mario, no llevaba usted el timón de Morena sin contratiempo alguno? Ah, que caray. Los “huevazos”, por cierto, también fueron contra el delegado presidente estatal de Morena, Otoniel García Navarro. Los inconformes aseguran que el nombramiento fue una “imposición”.
Qué rareza, se sabe que las designaciones de los candidatos a las gubernaturas de Morena fueron democráticas y transparentes. ¡Qué! ¿De qué se ríen? Lo que pasa es que ustedes son unos neoliberales y conservadores.
La nota de Proceso informa que la designación de Marina Vitela Rodríguez provocó controversias y el rechazo del senador José Ramón Enríquez Herrera, quien puso en duda el resultado de las encuestas en diciembre. El proceso provocó nada más cinco mil impugnaciones por las decisiones internas que hubo en el pasado proceso electoral. El Mayeyo, así le decimos sus amigos, dijo que todos los aspirantes firmaron un acuerdo para respetar los resultados y las reglas establecidas, incluida la paridad. Mju. Anjá: “Fuimos muy claros en las reglas para los seis estados que van a contender para gubernaturas, es decir, si en las encuestas ganaban seis mujeres, ellas serían las candidatas, pero si ganaban más de tres hombres, habría un ajuste de paridad para garantizar que tuviéramos tres mujeres y tres hombres y todos se comprometieron a respetarlas y sobre todo cuidar nuestro movimiento, ya que no es un tema ni proyectos personales”. ¡Oh, sí!
Todo es muy raro, caracho, como diría Eugène Delacroix: “A veces hay que estropear un poquito el cuadro para poder terminarlo”.
Gil s’en va
Gil Gamés
gil.games@milenio.com