En la columna anterior comentamos la recomendación 37/2020 de la CNDH contra el Ejército por uso excesivo de la fuerza en un operativo en Nuevo Laredo. Esta queja común en contra de las fuerzas armadas fue impugnada por un par de oficiales y ha desatado una discusión crucial sobre la instrucción impartida a través de un sistema de entrenamiento militar conocido como Pista de Reacción Tipo 1.
Este proceso de enseñanza especial fue intensificado en 2008 en los Centros de Adiestramiento Regional de los 12 territorios en los que las fuerzas armadas dividen al país.
Tras recibir estos días diversos mensajes de fuentes castrenses, puede entenderse que este tipo de adiestramiento impartido en el contexto de la guerra del narco decretada por Felipe Calderón consistía en: 1. El establecimiento de un puesto de control, 2. La reacción ante una amenaza en un puesto de control, 3. El seguimiento y persecución de miembros de la delincuencia organizada, y 4. La emboscada que sufría el personal militar en una población donde se ocultaban los delincuentes.
Otros ejercicios enseñados a los soldados eran el despeje de una casa habitación mediante granadas, el asalto armado al interior, la persecución de delincuentes y el uso de morteros para blancos ocultos en lugares serranos.
Pero es el quinto punto de este sistema de preparación el que está a revisión de la CNDH y que podría haber provocado tantas muertes de civiles a manos de militares durante los últimos 12 años. Se trata del “ejercicio de una agresión con armas largas y granadas de parte de la delincuencia, desde un parapeto a distancia en el cruce de dos calles en un poblado, bajando de los vehículos adoptando adiestramiento de combate urbano y desplazamiento a pie para reaccionar utilizando ametralladoras calibre 7.62, lanzagranadas calibre 40 y lanzacohetes Blindicide para batir el punto de concentración que ocupaban los delincuentes”.
Al usarse un armamento pesado como éste dentro una población quedaba claro el riesgo de “bajas colaterales”, sin que en el adiestramiento se hiciera nunca mención de esa trágica posibilidad. Por ello, la instrucción recibida por miles de soldados fue la de disparar a matar sin preocuparse por las consecuencias.
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