Policía

Doscientas toneladas en tus manos

Carl continúa la plática a bordo y confiesa tener “mucha ilusión” de que los zapatistas ayuden a reconocer a los europeos, por un lado, los errores realizados hace ya cientos de años y “que aún cometemos y no hacemos nada para corregirlos” 


BITÁCORA PERIODÍSTICA “DIE ANDEREN AUGEN AN BORD” / CAPÍTULO VII

Carl cuenta sobre el encuentro de la tripulación del Stahlratte con el Escuadrón 4-2-1 del EZLN a bordo de La Montaña.

Yo creo que en este barco nos dimos cuenta rápido de que nos sentimos unidos. Al principio, durante el primer saludo, estábamos todos aún algo tímidos y tuvimos problemas en aprendernos los nombres, pero después empezamos rápidamente a hablar y entrar en contacto de una manera muy abierta.

Tengo problemas con el español, por ejemplo, aquí en la mesa le contaba a Bernal y a Felipe que me alegra mucho que en las próximas semanas voy a hablar más que nada español, porque así lo puedo aprender más y entonces ellos me dijeron que ellos también, que están felices de que también van a aprender mejor español… Ahí me di cuenta de que esto es algo recíproco y que también ellos se esfuerzan, o mejor dicho, que para ellos esta es una oportunidad. Eso fue, por ejemplo, un encuentro, una coincidencia.

Para mi es algo muy emocionante cuando nos intentamos contar y enseñar cosas de nuestras vidas. Por ejemplo, cuando Yuli practica con Lulu sobre la forma de manejar el barco. Doscientas toneladas en tus manos por primera vez. O Bernal y yo cocinando un curry, lo cual él no conoce porque me contó que comen más que nada maíz y fríjoles, sin muchos condimentos. O cuando él me enseña a decir “Buenos días” en tojolabal y que uno diferencia gramaticalmente entre un grupo de dos personas y un grupo de tres personas.

Éste tipo de cosas le abren a uno nuevos horizontes y lo hacen avanzar, expanden la percepción y ésas experiencias son muy importantes. Justamente es algo muy fuerte estar en un barco europeo pasando tanto tiempo juntos y llegando a este intercambio cultural, que no es unilateral de ninguna manera, sino que es una reunión y una adhesión de diferencias que llevan a algo nuevo y positivo. Esto es lo mágico de éste barco y lo mágico de lo largo del viaje. 


Sobre la partida

Estuvimos antes en Isla Mujeres rodeados de una nube de simpatizantes y de prensa. Salimos con la calma del mar, bueno, de un mar revuelto, tambaleante y fresco y nos dimos cuenta después: “Tenemos que hacer una pausa, no podemos doblar tan rápido a Cienfuegos y seguir así”. Nos tomamos un día libre en la bahía de María la Gorda, donde por un tiempo corto, lejos del resto del mundo, pudimos compartir tiempo con toda la tripulación a bordo, sin tener que luchar contra la naturaleza o las olas.

Y este tiempo corto fue el que nos hizo sentirnos como una unidad. Ya con las fuerzas conjuntas, seguimos hasta Cienfuegos contra olas aún más altas. Teníamos la esperanza de que las olas fueran menos, pero justo en la tarde en la que salimos el oleaje se intensificó con olas más altas y el barco bailaba. De verdad se sentía como un baile y no como una lucha contra las olas. 

A partir de ahí el viaje se hizo más sencillo y ahora estamos aquí en Cienfuegos, donde aun queremos hacer algo de mantenimiento, porque tenemos la oportunidad de trabajar en calma. A causa de la pandemia de coronavirus no hay ni turistas ni prensa aquí y se nos deja en paz. Ahora tenemos la oportunidad de prepararnos como grupo, tal vez mentalmente, para el gran viaje que se viene en dirección a islas Azores.

“El oleaje se intensificó y el barco bailaba”. María Secco
“El oleaje se intensificó y el barco bailaba”. María Secco

Vamos a intentar hacer desaparecer la separación entre la tripulación y los invitados para crear una gran tripulación. Significa que, junto con los zapatistas vamos a llevar a cabo todas las tareas juntos: navegar, darle servicio a la máquina, cocinar y limpiar juntos y vamos a hacer de este viaje uno homogéneo, donde cada quien va a poner su grano de arena para que lleguemos seguros a las Azores. Eso nos va a llevar más o menos tres semanas y desde las Azores vamos a seguir navegando a Vigo, España.


Sobre las olas

Me impresionó mucho ver qué tan fuerte es esta gente y qué tanta fuerza está detrás de su lucha, que incluso con lo desagradable de la navegación, que al principio también me costó a mi con olas de dos o tres metros y del tamaño del barco mismo, todo balanceándose, todo se mueve, cosas caen al suelo, todo huele a gasolina y lo más normal es sentirse mareado.

Al principio tuvieron algunos problemas, pero aun así, siempre intentaron integrarse, hablar, venir para arriba. Hemos tenido en este barco casos totalmente distintos de personas que se encierran y que uno no las ve por tres días, pero éste no es el caso de los zapatistas. Tuvieron una o dos horas de problemas y después hicimos una pausa corta en una bahía frente a Cuba y esa pausa le dio nueva energía a la gente, y después se podía notar que los mareos desaparecieron. Todos estaban arriba pasándola bien, e incluso disfrutaban el entorno en el que se encontraban. También comenzaron a disfrutar las olas y los movimientos fuertes, porque al final tiene mucho que ver con energía y ésta se siente muy fuerte aquí a bordo. Contra esta energía no hay ola que gane.


La Europa que los espera

En mi opinión, Europa tiene, o va a tener que luchar con su historia en los próximos años y va a tener que haber un cambio, porque nos mentimos mucho a nosotros mismos principalmente. Creemos que somos una cultura muy moderna y avanzada e ignoramos nuestros propios problemas, por ejemplo, los muchos refugiados en el Mediterráneo o los muchos vagabundos sin hogar que justamente con la crisis de coronavirus han tenido tiempos muy difíciles. 

Yo creo que justamente esta crisis le va a abrir los ojos a mucha gente y nos muestra además lo delicado que es el sistema sobre el que estamos parados. Al final es todo… En Europa nos hemos construido, más o menos, un castillo de bienestar a costa de muchas personas y el fundamento está enfermo, tenemos que reconocerlo. 

Tengo mucha ilusión de que los zapatistas nos ayuden a reconocer, por un lado, los errores que cometimos hace ya cientos de años y además a reconocer que aún cometemos estos errores y no hacemos nada para corregirlos y que no vemos hacia el futuro. Pagamos nuestro bienestar con nuestro pasado y con nuestro futuro. Esto no puede seguir así.


Sobre la lucha por la vida

Estamos más o menos aislados del influencias externas, nos podemos concentrar en lo esencial y ahí nos damos cuenta de que, de alguna manera, nos equivocamos como humanidad. No sabemos cómo ser felices, no sabemos lo que significa el progreso, le hemos dado una definición muy técnica a esta palabra y sabemos muy bien que no tenemos ningún concepto sobre cómo debería ser la sociedad del futuro. Tenemos que encontrar un balance con nosotros mismos, con nuestro alrededor y esa exactamente es la lucha por la vida o la muerte.


Sobre el futuro

¿Somos capaces, como humanidad, de una vida juntos en éste planeta o no? Esta pregunta es mucho más importante que todo lo que circula en los medios, ya sea cambio climático o la pandemia de coronavirus… Son tantos problemas y lo más interesante de todos estos problemas es que todos desembocan en darnos cuenta de que no somos capaces de sentarnos en paz y ser felices, sin nada más. Esto es algo que tal vez los zapatistas nos pueden enseñar. 

(CONTINUARÁ…)


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Diego Enrique Osorno
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