A fuerza de repetirlo una y otra y otra vez, todos y cada uno de los días de su gestión, el gobierno y sus seguidores han querido convencernos de que el tiempo que vivimos es de transformación, la cuarta en la historia del país de hecho, poniéndola a la altura de la Independencia, la Reforma y la Revolución.
Los últimos cuatro años, pero la acumulación de eventos de las últimas semanas ha ya dejado claro que tal transformación habrá quedado en las palabras, la narrativa. Me explico.
El país llegó a 2018 con dos problemas pilares de sus angustias y sus tragedias: la profunda desigualdad entre sus ciudadanos y la falta de un aparato de justicia que diera a quienes aquí vivimos seguridad y paz.
La semana pasada la Secretaría de Hacienda envió al Congreso el paquete económico para el próximo año y aunque estaba claro desde que llegó a la Presidencia López Obrador, la pandemia y la crisis económica global causada por la invasión rusa a Ucrania podría haber cambiado o dado pretextos para modificar aquella idea original, pero no fue así. El gobierno ha decidido no tocar la profundamente injusta y desigual estructura fiscal que provoca y permite la desigualdad. Poco, si es que algo, ha cambiado en la manera en que se recauda y se gasta el dinero de los mexicanos por parte del gobierno. Sin esa reforma el país seguirá atrapado sin recursos para inyectar en educación, salud, infraestructura productiva que urgen y seguiremos siendo los países que menos recaudan en el mundo.
Al mismo tiempo, lo que hemos visto en relación con la Guardia Nacional y su sometimiento al Ejército, así como con la prisión preventiva oficiosa, sellan el destino de un aparato de justicia y seguridad dedicado hasta hoy, y los próximos años, a perseguir a tontas y locas y encarcelar en lugar de prevenir, investigar y juzgar. Que será el Ejército quien lleve mano en la lucha contra la seguridad anuncia resultados como los que tenemos desde 2006, cuando Felipe Calderón los sacó a la calle a hacer aquello para lo que no están preparados. Y la prisión preventiva oficiosa nos asegura que las fiscalías podrán no investigar para seguir acumulando personas en las prisiones.
Y así, los dos más terribles males del país seguirán apoyándose en las estructuras y estrategias que los han provocado.
Eso sí, no aumentar ni cambiar impuestos y tener a los verdes (con otro uniforme) en las calles no quita votos. Eso no quiere decir que se transforme algo.
@puigcarlos