La gran noticia en materia de telenovelas esta semana es el lanzamiento de Corazón guerrero y La herencia por parte de Las Estrellas.
¿Por qué? Porque teníamos años de no ver que dos melodramas seriados salieran al mercado el mismo día y porque no estamos hablando de cualquier clase de producciones:
Corazón guerrero y La herencia son telenovelas tradicionales a la mexicana, como las de antes, como las de siempre.
¿Qué tiene esto de relevante? Que contrariamente a lo que muchas personas afirman, a muy pocas audiencias les interesa ver “tele-series”, “serie-novelas” o lo que algunas empresas nos venden como “series”.
La telenovela tradicional a la mexicana fue, es y será el gran eje de la industria del espectáculo a nivel nacional e internacional. Si no me cree, pregúntele a Netflix.
Así que dígale adiós a sus prejuicios y dispóngase a gozar de dos grandes experiencias en este sentido.
Salvador Mejía
Corazón guerrero. A reserva de que luego profundizaré, ¿qué le puedo decir de lo que ha estado saliendo al aire?
Que estamos hablando del regreso triunfal de Salvador Mejía a la producción de telenovelas.
Como usted sabe, el señor Mejía nos ha regalado cualquier cantidad de cañonazos desde Esmeralda y La madrastra hasta Fuego en la sangre y La usurpadora. ¡Imagínese lo que va a suceder aquí!
Corazón guerrero pinta para ser un joven clásico del género porque cumple con todos los requisitos de las mejores telenovelas de todos los tiempos, porque tiene un reparto increíble de primeras figuras, de actuaciones especiales y de lanzamientos, y porque su visión es global.
¿Qué significa esto? Que se nota a leguas que está hecha para triunfar en México, pero también en Estados Unidos, Colombia, España, Argentina y Europa del Este.
Es muy romántica, muy emocionante, muy divertida, muy familiar. ¡Es muy clásica!
Y todo está bien: los libretos, la dirección de escena, la música.
Algo me dice que va a reventar el horario vespertino tal y como Valentín Pimstein lo hizo en 1989 con Simplemente María. No se la pierda.
Juan Osorio
La herencia. Por supuesto que luego le escribiré más de esto pero, ¿cuál es la nota? Juan Osorio.
Por primera vez desde la época de oro de la televisión nacional, el señor Osorio está produciendo al mismo tiempo dos emisiones estelares: El último rey, el hijo del pueblo y La herencia.
Es como volver a los tiempos de don Ernesto Alonso. Es algo que manda un mensaje de maestría, confianza y resultados, que ya no estábamos acostumbrados a ver, porque tanto la bioserie de Vicente Fernández como este melodrama son éxitos indiscutibles de rating, ventas e impacto social.
Por si esto no fuera suficiente, sí hay una diferencia entre estos dos conceptos e incluso entre La herencia y los más recientes títulos de Juan Osorio como ¿Qué le pasa a mi familia? y Mi marido tiene familia.
¿Qué significa esto? Que el señor Osorio no se estanca, que hay una evolución, una actualización y, lo mejor de todo, que a pesar de esto que suena tan “moderno”, siempre se están respetando las reglas de Televisa, de Las Estrellas y, por supuesto, de la telenovela tradicional mexicana.
Luche por verla todas las noches. Le va a encantar. De veras que sí.
alvaro.cueva@milenio.com