Política

Los arrancones que cobran vidas

La muerte de Emilio y Alonso fue una tragedia anunciada. Una más de esas que Puebla arrastra como si fueran inevitables, cuando en realidad son consecuencia de años de omisiones, permisividad y autoridades mirando hacia otro lado.

El fin de semana, la Vía Atlixcáyotl volvió a convertirse en pista clandestina, con autos modificados, motores rugiendo, jóvenes sintiéndose invencibles y una vigilancia inexistente.

El saldo ya lo sabemos. Emilio murió al instante; su amigo Alonso falleció camino al hospital; Paulina sigue luchando por su vida mientras su familia busca cubrir gastos médicos que ya superaron el millón de pesos.

Los ciudadanos, automovilistas, policías y gobiernos municipales y estatales, conocen el fenómeno. Los arrancones no son nuevos en Puebla. Se dan en Periférico, la Recta, Zavaleta, bulevar Atlixco, Atlixcáyotl, Las Torres, en fin, la lista es larga. Videos, denuncias y operativos fallidos lo confirman.

Tras el accidente, la respuesta del gobierno fue inesperada ya que anunció que regulará los arrancones, primero en el autódromo y después construyendo una pista para prácticas “seguras”. Pero algunas voces cuestionan si habilitar espacios financiados con recursos públicos es la solución para quienes manejan a 200 km/h en vías urbanas. Sin embargo, experiencias en Monterrey y Guadalajara muestran que la clandestinidad no desaparece. Porque para muchos corredores, el atractivo es justamente romper la ley, apoderarse de la calle y desafiar a la autoridad. Por eso, especialistas coinciden en que Puebla necesita más que una pista, es decir, necesita Estado, presencia, disciplina y políticas sostenidas.

Otras voces sugieren que para sofocar el fenómeno es necesario que haya operativos permanentes, retiro de autos modificados sin permisos, sanciones reales para organizadores y conductores; y una estrategia integral que reconozca que estos eventos no son una travesura juvenil, sino un problema de seguridad pública.

La muerte de Emilio y Alonso no se resuelve construyendo una pista. No podemos asumir que sus muertes son daños colaterales de la vida nocturna. Son el resultado directo de la falta de control. Lo que está en juego no es un pasatiempo sino es la vida de nuestros jóvenes.


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Alberto Rueda
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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