Casi un año después de asesinado Luis Donaldo Colosio, la tercera Fiscalía Especial del perverso Pablo Chapa Bezanilla (el de Paquita la del cráneo) inventó un “segundo tirador” y, con tacos de lengua de tres falsos “testigos”, consignó a Othón Cortez Vázquez como responsable del disparo en sedal en el abdomen sin dañar órganos vitales.
El cargo penal se sustentó en la hipótesis de que Mario Aburto Martínez no pudo, en 2.1 segundos, accionar dos veces el revólver con que acababa de matar al candidato presidencial.
La virtual simultaneidad de las percusiones implica una coordinación de tiempos casi tan exacta como la de relojes atómicos que desde luego no portaban Aburto ni Cortez.
El asesino confeso y sentenciado reconoció desde un principio la autoría de ambos disparos, y lo repitió en la reconstrucción del atentado que protagonizó (y dirigió) ante la segunda fiscal especial, Olga Islas, en la prisión del Altiplano.
Lo imposible de la participación de un “segundo tirador” se explica por el tumulto en torno de Colosio, quien se desplomó con la primera bala y de inmediato el policía ministerial Vicente Mayoral Valenzuela derribó al único asesino, quien en su caída disparó de nuevo cuando habían transcurrido 2.1 segundos del primer disparo.
Cortez recobró su libertad gracias a la perspicacia del entonces juez segundo de Distrito en Materia de Procesos Penales Federales Jorge Mario Pardo Rebolledo (actual ministro en retiro forzado de la Suprema Corte).
Así, 21 años después del magnicidio y en un hecho que deshonra la carrera de Alejandro Gertz Manero, la Fiscalía General de la República ejerció acción penal contra Jorge Antonio Sánchez Ortega, que en aquel 23 de marzo de 1994 era agente del Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional (Cisen) basándose en las mismas “pruebas” patito de Chapa Bezanilla.
La reinvención del “segundo tirador” se da, en primer lugar, porque la Comisión Nacional de los Derechos Humanos a cargo de la facciosa Rosario Piedra Ibarra logró la reactivación del caso para que Mario Aburto recobre la libertad.
Y en segundo y determinante lugar, porque Andrés Manuel López Obrador dijo la estupidez de que Genaro García Luna, entonces en el Cisen, viajó a Tijuana para poner a salvo a Sánchez Ortega.
El propósito de esta marranada cuatrotera es ligar al nuevo “segundo tirador” con el ex secretario federal de Seguridad, el ex director del Cisen Jorge Tello Peón, el extinto Estado Mayor presidencial y el ex presidente Carlos Salinas de Gortari en una conspiración.
Pero contra la acusación que pesa en las necias fabricaciones de un “segundo tirador” están los peritajes de balística demostrativos de que ambos disparos se hicieron con el mismo revólver brasileño Taurus calibre .38. Igual que la PGR de entonces, así lo determinó el experto del estadunidense FBI, Carlo Roseti.
Además de suponerlos muuuy bien coordinados y mientras caía, ¿de veras en 2.1 segundos Aburto le pasó el revólver a Sánchez Ortega…?