Todos estamos observando. En un mundo interconectado, donde “lo que no está en redes, no existe”, hay un nuevo estándar para las empresas y sus líderes. Antes, si las empresa se quedaban calladas y argumentaban que eran low profile era suficiente y aceptado, pero ahora se espera que los altos ejecutivos sean vocales, expresen su sentir sobre temas políticos, compartan sus valores y que usen sus plataformas para temas globales.
En estos momentos de tanta incertidumbre, polarización política y retos sociales, las empresas se vuelven un espacio de esperanza para sumarse a las tantas causas que necesitan sponsors o literalmente, un empujón. Estuve en días pasados en la última junta del año del Consejo del Paseo de la Mujer Mexicana y escuché en voz de Liliana Melo de Sada, quien preside dicho proyecto, que entendió claramente en sus tantos años de activista que era necesario vincular a la empresa y fundaciones, de donde ella viene, al quehacer político.
Liliana entendió que usar su voz, ser vocal es el nuevo estándar para líderes y empresas. Ella usa su plataforma para aportar al arte, cultura, comunidad y el papel de la mujer, entre muchas otras más causas, y haciéndolo de manera extraordinaria.
Hoy los jóvenes están están más interesados y ocupados de lo social y político, y buscan role models. Según un estudio de Linkedin, de más de 10,000 profesionales de todo el mundo, en un promedio, 80% considera importante para trabajar en una empresa que esté alineada a sus valores.
Lo que dice una empresa o líder es sinónimo de lo que son y en lo que creen, posiciones valientes son el nuevo estándar. Todo es político, hasta el no participar o ser vocal, pero ya no se pueden dar el lujo. El comunicar ya no es una soft skill, es una competencia de alto valor, que impacta directamente en su reputación; te trae clientes, fortalece tu causa, te pone en el mapa, te crea una voz.
Las empresas deben de asumir su liderazgo en temas políticos, frente a funcionarios públicos más artistas que estadistas. Cuanto se extraña a los empresarios de los 70 que entendían su papel. Como bien lo dijo Don Eugenio Garza Sada: “El empresario que solo se ocupa de su empresa, ni siquiera se preocupa por su empresa”.