¿Saben cuál fue una de las cosas que más gocé y a la vez me dio nostalgia de la nueva cinta de Superman? La idea de que el periodismo siempre gana.
Hay, quizás, algunos spoilers implícitos a continuación (muy obvios, pero mejor aviso), ya que considerando el difícil balance que James Gunn tuvo que lograr respecto al pasado, presente, canon e innovación, no puedo dejar de agradecer que en un mundo donde “el bien y el mal” están claramente definidos, los periodistas realmente sí cambian las cosas al revelar la verdad.
No “su verdad”, no un editorial disfrazado de noticia, sino con información nueva que revela las cosas como deben ser entendidas para el mundo. Y no, este Superman no ignora el poder de las redes sociales.
De hecho, hace hasta mofa del hecho que ni El hombre de acero es inmune a ellas. De que, aunque las quiera ignorar, tienen consecuencias en la vida real. De que hay fábricas de manipulación para desinformar, pero que al final del día el buen periodismo, así como las buenas intenciones de nuestro superhéroe, prevalecen ante todo ese ruido.
No estoy diciendo que Clark, Lois o incluso Jimmy Olsen usen siempre su mejor criterio para conseguir la nota, pero la tienen, hacen verdaderos sacrificios para lograrlo y ven cómo esto tiene verdaderas consecuencias cuando se trata de que la gente tome decisiones informadas.
Eso son todavía los periódicos y los verdaderos periodistas, y aunque por ahí hay un fantástico giro a la tuerca de cómo se trata a los influencers en este contexto, yo salí contenta de que The Daily Planet sigue prevaleciendo ante todo, aunque, para ser honesta, nos faltaría al menos una hora más de película para hacerle justicia a la presencia de la mayoría de esos periodistas en algunas escenas. No importa, con eso y con Krypto, yo salí realmente muy de buenas del cine.