Las oficinas de Google en CdMx son como las imaginaba: hay una sala de juegos para convivir con los colegas o retarlos a un partido de ping pong, una sala de meditación, hamacas y en uno de los comedores hay platos divinos con duraznos, manzanas y plátanos, así como dispensadores con nueces y almendras. Hay espacios para la desconexión porque la creatividad, la innovación y las ideas ocurren mientras el cerebro experimenta estímulos externos y experiencias.
Nuestra existencia es más sencilla con la inteligencia artificial, ahorrar tiempo en procesos profesionales se logra con esas herramientas, y esa debe ser la apuesta si el resultado deseado es obtener más tiempo de experimentación, creación e innovación.
En esta época de hiperconectividad, inmediatez y urgencia hemos dejado a un lado ese principio básico que necesita nuestro cerebro para pensar: tener tiempo para hacerlo. La creatividad se logra vía la interacción de diferentes áreas del cerebro, requiere acumular información, capacidad mental de adaptación y hacer conexiones inusuales entre ideas. Para eso necesitamos un espacio.
Conocí las oficinas de Google hace unas semanas cuando entrevisté a su CEO, Julian Coulter. Una de las preguntas que le hice fue acerca de la desconexión porque en un mundo de inmediatez quería saber si el líder de la compañía cuyo propósito es ayudar a organizar la información del mundo tiene espacio para eso.
“No se puede estar always on (siempre en alerta)”, me dijo el irlandés, quien llegando a casa deja el celular para cenar con la familia y estar presente. “Tengo horarios sagrados para la familia”. No se puede estar siempre encendido. Coincido. Esa es la lección que muchos líderes deben escuchar en las empresas en México, sobre todo porque nuestro país carga un malestar profundo que afecta el desempeño laboral notable al ver que más de la mitad de los trabajadores declara sentir frustración con su empleo, según Retos y perspectivas del trabajo, de WeWork México. La falta de flexibilidad y descanso son las principales causas de esta frustración.
Muchas empresas olvidan que existe una relación entre descanso y rendimiento. De hecho, según Work in Progress 2024, realizado por Buk, seis de cada 10 trabajadores no se desconectan ni en vacaciones. Comparto otro dato: la falta de desconexión laboral, señala la OMS, incrementa el estrés y reduce la productividad.
En un mundo cada vez más digital en el que las herramientas de IA ya nos permiten ser más eficientes ¿por qué vemos a la desconexión como una falta de compromiso? ¿Por qué no verla como ese trampolín de innovación que necesitamos para ser más productivos y más competitivos?