La perseverancia es el ingrediente esencial en su estilo de liderazgo, me contó Mónica Aspe en una entrevista para MILENIO CEOs. En la industria de las telecomunicaciones hay que ser constantes, consistentes, tener muy clara la visión y saberla comunicar, añadió la CEO de AT&T México.
Siete de cada 10 organizaciones atribuyen su éxito a un liderazgo efectivo y la perseverancia es un rasgo vital, según un estudio de Harvard Business Review.
Cuando Mónica eligió la palabra perseverancia para responder a la pregunta sobre su transición personal y forma de liderar me llamó la atención porque no es de los atributos más populares que los líderes comparten, e invitó a una reflexión que terminó siendo fascinante.
Hoy es admirable ser empáticos o estar abiertos a nuevos aprendizajes. La perseverancia no parece tan atractiva como la resiliencia, que desde la pandemia ha sido halagada porque permite adaptarse y recuperarse ante la adversidad. La realidad es que la perseverancia implica resiliencia y va más allá porque conlleva mantener el foco a largo plazo a pesar de las adversidades del día a día. Los contratiempos en un mundo en constante cambio requieren resiliencia; la supervivencia y éxito, perseverancia.
Además, un líder con una determinación inquebrantable inspira a los equipos y mantiene la motivación para conseguir las metas más ambiciosas. Por cierto, las metas pueden acoplarse o ajustarse, pero no dejan de ser ambiciosas.
Dentro de la perseverancia hay otros dos conceptos intrínsecos muy poderosos: la resistencia y la tenacidad, que en inglés llaman grit. La resistencia permite visibilizar ese largo plazo que he mencionado y mantener el curso; la tenacidad implica pasión y, según una investigación de Kimberly K. Merriman de la Manning School of Business de la University of Massachusetts Lowell, es “esencial en contextos de alto rendimiento y es lo que distingue a las personas con un desempeño destacado”.
La perseverancia, explica Merriman, se puede desarrollar, y como implica tenacidad, contempla el error. “El coraje (grit) enfatiza la búsqueda continua de un objetivo desafiante a pesar de los fracasos”, escribe Merriman, y los fracasos, “representan oportunidades potenciales de aprendizaje en el camino hacia el logro de esa meta desafiante”.
En este momento de tanta volatilidad, no hay nada más imprescindible que liderazgos perseverantes.
