Durante el evento en conmemoración de Charlie Kirk, el activista de la derecha cristiana asesinado durante una de sus presentaciones hace unos días, Donald Trump dejó claro —como si necesitara— quién es.
Después de que la esposa de Kirk dijera que ella perdonaba al asesino de su marido, porque eso, dijo, es lo que Dios querría, Trump se lanzó con todo en contra de “la izquierda” y sus opositores políticos, a los que culpó de todos los males y a los que deseó todo el mal. Terminó repitiendo su clásica frase de campaña: “fight, fight, fight”. Es decir, a pelear.
Son semanas complicadas para el presidente estadunidense. El viernes pasado en el Senado, los demócratas bloquearon el paquete económico de la presidencia poniendo en riesgo un parón gubernamental al final del mes.
Su demanda contra The New York Times fue desechada por un juez y después de una furiosa reacción por su decisión, Disney ha decidido regresar a su programa a quien había corrido por sus comentarios sobre Kirk.
El sorpresivo anuncio de un cobro de 100 mil dólares por cada visa H1 —que antes costaban mil— para trabajadores extranjeros altamente capacitados tiene a la industria tecnológica —muy pro-Trump– preocupada y agitando las aguas.
La falta de arrestos y acusaciones formales en contra de sus enemigos políticos, y que él había ordenado, tiene a Trump pelándose en público con su fiscal, Pam Bondi, a la que siempre ha llenado de elogios.
“No podemos demorarnos más, está matando nuestra reputación y credibilidad”, escribió el magnate en una publicación en redes sociales dirigida a “Pam”, refiriéndose a la procuradora general. “Me hicieron un juicio político dos veces y me acusaron (¡cinco veces!) POR NADA. ¡SE DEBE HACER JUSTICIA AHORA!".
Ayer, en contra de la opinión generalizada no solo de científicos e instituciones, sino de su propia FDA (la Cofepris de allá), Trump anunció, haciendo caso al conspirólogo que tiene en la Secretaría de Salud, que hay una relación entre el consumo de tylenol por parte de mujeres embarazas y el autismo en los niños. Después del escandaloso anuncio en la Casa Blanca, la FDA fue mucho más mesurada en su nota oficial, estableciendo que “no se ha establecido una relación causal” y que el asunto es “un área continua de debate científico”.
Pero el golpe está dado. “Fight, fight, fight”, dice Trump. Y sí, así se vive con él en la Casa Blanca. Así vive el resto del mundo.
