Al inicio de 2020 se estimaba que 34% de los empleados mexicanos trabajaban de manera remota en tiempo completo. Esa cifra ha cambiado radicalmente a nivel global pero particularmente en el caso de México se espera que para finales de este año 60% de los colaboradores transiten hacia el esquema híbrido con al menos un día a la semana de trabajo remoto, de acuerdo con Observatorio de Competitividad y Nuevas Formas de Trabajo Escuela de Negocios, UPAEP Universidad. Esto implica un número cada vez mayor de empresas que adoptan políticas de trabajo a distancia, por lo que construir una experiencia positiva para los empleados remotos es algo más que un bonito detalle: es esencial.
Pero, ¿qué es lo que hace que la experiencia del empleado sea tan importante en este nuevo mundo del trabajo? Cada momento de la experiencia de un colaborador influye en cómo se siente sobre el propósito, la marca y la cultura de su empresa. Estos sentimientos, a su vez, repercuten directamente en el compromiso, la retención y el rendimiento de los empleados y, en última instancia, en la capacidad de la empresa para atraer, comprometer y desarrollar una fuerza de trabajo fructífera; un 82% de los empleadores latinoamericanos destaca a la experiencia del empleado como una prioridad para los próximos años, según WTW.
A gran escala, la clave para garantizar las experiencias positivas de los empleados es centrarse en las experiencias humanas, en lugar de sólo en los procesos. Esto permite a los empresarios crear un entorno de trabajo intuitivo y adaptable tanto al propósito de la empresa como a lo que más importa a los empleados, es decir una cultura de crecimiento mutuo. Según un estudio del MIT, las organizaciones con una experiencia de empleado de primer nivel son capaces de lograr el doble de satisfacción del cliente, el doble de innovación y 25% más de beneficios que las empresas que ofrecen una experiencia de empleado inadecuada.
No cabe duda de que los últimos años han cambiado el panorama de expectativas de todos los trabajadores pues estamos transicionando de tener algunas “ventajas” laborales a la demanda de aspectos mundialmente afirmados como necesarios. La tecnología ha logrado diluir las fronteras, ampliando el panorama de beneficios y prestaciones a cada empleado a nivel mundial. De hecho tan es así que derivada de esa apertura y poder de conocimiento, 78% de los empleados latinoamericanos desean un plan de prestaciones totalmente personalizado, de acuerdo con Willis Towers Watson.
En definitiva, la importancia de la experiencia de los empleados se traduce en enriquecer las interacciones y conducir a cada profesional a superar sus propias expectativas y metas. De ahí que no resulte extraño que la flexibilidad sea hoy un parangón en todos los sectores, particularmente en el TI donde, según Terminal, 60% de la fuerza laboral sitúa a los horarios abiertos y disponibilidad de descansos como su mayor prestación.
El trabajo a distancia mejora significativamente la sensación de cooperación global dentro de equipos geográficamente diversos. Atrás quedan los días de los silos regionales; la distancia física entre los empleados se convierte en una barrera menor. Ya sea por necesidad o por preferencia, los esquemas de trabajo remoto que apuesten por experiencias internacionales como una forma de trabajar, están actuando como un gran ecualizador en el talento mundial, en beneficio tanto de las empresas como de los empleados.
Nunca antes tantas empresas habían realizado negocios fuera de las cuatro paredes de sus espacios de oficina tradicionales y eso en realidad es una gran ventaja para los mercados y las economías tanto digitales como físicas. Sin embargo, considero que la mayor ventaja del trabajo a distancia es su poder para convertir a cada empleado en el auténtico dueño de su vida, de su futuro y abrirle con ello las puertas a un mundo, literal, de posibilidades.
*Pepe Villatoro es Líder regional de expansión para Latinoamérica del Norte e Iberia de Deel