Política

Inclusión en juego: Imane Khelif y el binarismo sexual

El deporte, tradicionalmente, ha sido un reflejo de las normas y valores sociales.

En este sentido, el binarismo sexual que divide a las personas en dos categorías opuestas y excluyentes, masculino y femenino o mujer y hombre, ha sido el referente para la organización de competencias deportivas y de todos los ámbitos en nuestra sociedad.

No obstante, los hechos recientes en París 2024 nos han demostrado que este limitado enfoque ha reforzado la construcción social binaria de los sexos y de los géneros, por lo que una parte de la población mundial considera a este sistema binario como la verdad única e incuestionable, invisibilizando a las personas intersexuales que, aun cuando representan un porcentaje no mayor al 1.7 por ciento de la población mundial, también son personas con derechos humanos que debemos respetar y garantizar.

Un claro ejemplo es el polémico caso de la boxeadora argelina Imane Khelif, una persona a quien, basándose en sus órganos sexuales externos le asignaron, en su registro de nacimiento, el sexo femenino, uno de los dos que considera el sistema binario sexual reconocido en Argelia, como en muchos otros países.

Al parecer, Imane presenta una intersexualidad con altos niveles de testosterona producida de manera natural.

Sin embargo, por su baja sensibilidad a esta hormona, ella posee un cuerpo de mujer sin la ventaja competitiva que acusó la boxeadora italiana Angela Carini.

Incluso, su historial deportivo es semejante al de otras boxeadoras olímpicas con diversas derrotas en sus participaciones en campeonatos mundiales y en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 donde perdió en cuartos de final.​

El boxeo es para mujeres muy fuertes como la misma Carini.

Entonces, ¿por qué se cuestiona la legalidad y legitimidad de la participación de Imane, si cumple con los niveles de testosterona permitidos para competir en París 2024?

Una posible respuesta está en la cultura de las diferentes naciones, en la mayoría de ellas no se conoce, ni se reconoce la diversidad sexual que existe de manera natural.

Existe un amplio desconocimiento, pocas personas saben que no todas las mujeres tienen un genotipo 46 XX, sino que existen otras con 45 X0, 47 XXY, 46 XY con disfunciones genéticas, entre otros.

Esto es parte de lo que fomenta el rechazo a la diversidad sexual y a la diversidad de género (que no son lo mismo), aunado a la contraposición innegable de las evidencias científicas con las creencias religiosas.

El caso de Imane Khelif pone de manifiesto cómo el binarismo sexual dominante en nuestra cultura es utilizado como herramienta para justificar los argumentos discriminatorios en París 2024, en lugar de promover los principios fundamentales del Olimpismo que señalan que “Toda persona debe tener acceso a la práctica del deporte sin discriminación de ningún tipo, en el respeto de los derechos humanos reconocidos internacionalmente y dentro del ámbito de competencia del Movimiento Olímpico”.

Por lo que, es necesario promover la socialización de la diversidad sexual humana, en lugar de justificar la postura de la supuesta búsqueda de condiciones de igualdad en el deporte que, en realidad, busca mantener un status quo obsoleto que pone en juego la inclusión.


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Nohemí Argüello Sosa
  • Nohemí Argüello Sosa
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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