Una muestra clara del autoritarismo del gobierno de la 4T es el estorbo que representa para éste la vigilancia y operación de los órganos autónomos, así como aquellos que se encargan de velar por la transparencia, la rendición de cuentas y el combate a la corrupción.
La desaparición de los órganos autónomos requiere de reformas constitucionales que el gobierno federal esperaba echar adelante tras el proceso electoral más grande de la historia ocurrido en 2021, sin embargo no logró la hegemonía en la Cámara de Diputados, y las negociaciones con las minorías afines se han centrado principalmente en sacar adelante otras reformas como la eléctrica lo cual ha dado vida artificial a estos organismos.
Por qué decimos que tienen vida artificial, pues porque recientemente se dio a conocer que faltan 89 nombramientos para que algunos de estos puedan funcionar y muchos de estos recaen en el Poder Ejecutivo y otros en el Poder Legislativo en donde la mayoría aunque no calificada la tiene Morena.
Otra mala señal es el conflicto permanente entre el Presidente, sus correligionarios y el Instituto Nacional Electoral, que quedó más que claro con la realización de la consulta para la revocación de mandato, el Banco de México fue escenario de un cambio repentino, por ejemplo, del titular de éste donde iba el ex secretario de Hacienda, Arturo Herrera, y sorpresivamente terminó como gobernadora Victoria Rodríguez.
No se diga otros ejemplos que han sucedido con el Coneval, el Conacyt y que han ocupado primeras planas nacionales. El último golpe que está buscando la 4T es la desaparición de la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional Anticorrupción, que sería como desaparecer su similar en el Sistema Nacional de Seguridad Pública.
El pretexto, otra vez la austeridad, el ahorro no pasaría de 120 millones de pesos, la afectación sería de miles de millones de pesos que significa dejar de contar con uno de los ejes para el combate a la corrupción. Entonces, en verdad pretenden colocar a México como uno de los países con menores índices de corrupción, ¿o todo queda en promesas que se las lleva el viento y las traen en cada proceso electoral?
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