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La presa que no ve la luz: entre la Libertad y el Pito Real

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  • Magda González

Han pasado cuatro años y medio desde que se colocó la primera piedra de la presa Libertad, la obra anunciada como la gran solución a la crisis hídrica de Nuevo León. Sin embargo, la emblemática construcción, iniciada en la administración de Jaime Rodríguez Calderón, al día de hoy sigue siendo una promesa.

Cinco veces se ha pospuesto su conclusión, tanto en el sexenio anterior, como en el actual. Ahora el gobernador Samuel García ha puesto una nueva fecha en el calendario: el 26 de marzo, pero “del dicho al hecho…”.

La Comisión Nacional del Agua (Conagua) informó en enero que la cortina de la presa, de mil 915 metros de longitud, ya está terminada y que el proyecto muestra un avance del 98 por ciento. Sin embargo, el llenado del embalse alcanzaba en ese mes apenas 27 por ciento. Esto plantea una duda legítima: ¿Cómo puede inaugurarse una obra que aún no está en condiciones de operar con toda su capacidad?

La crisis que puso en jaque a Nuevo León

El contexto no es menor. En 2022, Nuevo León vivió su peor crisis hídrica en décadas. Las presas Cerro Prieto y La Boca llegaron a estar por debajo del cinco por ciento de su capacidad, afectando gravemente a los habitantes.

La sequía y la falta de previsión tomaron por sorpresa a las autoridades, evidenciando deficiencias en la gestión del agua. El desabasto no solo impactó la vida cotidiana de los ciudadanos, sino que también puso en riesgo la producción y el desarrollo económico del estado.

En respuesta, en mayo de 2022 se presentó el Plan Maestro para garantizar el abasto de agua a corto y mediano plazo. Este proyecto incluyó, entre otras acciones, la conclusión de la presa Libertad y la construcción del acueducto El Cuchillo II, inaugurado en diciembre de 2023 por Samuel García y el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador.

El reto sigue siendo enorme. De poco servirá presumir presas y acueductos si el agua no llega a hogares y a empresas.

A solo una semana de la supuesta inauguración, el Gobierno del Estado publicó en el Periódico Oficial un decreto que declara la obra como de utilidad pública, lo que permite la expropiación de por lo menos 64 terrenos necesarios para concluir el proyecto. Curioso que esta acción legal se realice tan cerca del evento programado.

El decreto confirma la urgencia de liberar estos terrenos para empezar a operar. Pero en ambiente público lo que resuena es el escepticismo: ¿Se tratará de un nuevo discurso sin resultados tangibles?

Samuel García plantea que le beneficiará a 5.5 millones de habitantes, pero la realidad es que a la fecha no logra cristalizar sus beneficios.

El colmo del tema llegó cuando el propio gobernador anunció que podría cambiarle el nombre a la presa de Libertad a Pito Real, en alusión al ejido en donde fue construida. Sea chiste o realidad, más allá del sarcasmo, la sola idea refleja el tono en el que esta obra ha sido envuelta.

En política y en la discusión pública, quien se ríe se lleva. Y en este caso, la ocurrencia anunciada por el gobernador no logró disipar la inquietud ciudadana.

Porque hasta que la presa no esté llena y suministrando agua, todo queda en palabras y promesas que se evaporan, como el agua bajo el sol de Nuevo León.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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