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Una cosa es el futbol y otra los salvajes e inadaptados

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El futbol es un juego tan poderoso que construye puentes entre la sociedad y la cultura. 

Pero sobre todo nos humaniza porque une a las familias: en la sala, en el comedor o en el patio, todos con un gesto de alegría y felicidad para que los niños conviertan a los futbolistas en ídolos y las jovencitas en novios soñados (bienvenidas mujeres). 

¿Ya vieron cuántas mujeres (niñas, adolescentes, jóvenes, señoras y hasta abuelas) se han integrado a los festejos y a la alegría que el Santos está provocando en la Laguna? La respuesta es sencilla: miles de mujeres. 

El futbol es un fenómeno de masas que no discrimina por cuestión de género y mucho menos por edad o condición social. 

Es un juego del cual todos podemos formar parte gracias a la abrumadora fascinación que provoca.

Pero algo está haciendo corto circuito y está manchando al futbol: dentro de la alegría incontenible por el andar del Santos se están desbordando algunas pasiones de manera lamentable. 

Son ya varias las imágenes que nos muestran a personas que, abanderados en los colores del Santos y su escudo, realizan actos vergonzosos de violencia y vandalismo. 

El futbol no se hizo para eso; no está diseñado ni pensado para eso. Una cosa es el vandalismo y la barbarie y otra muy diferente el futbol, que tiene como único fin provocar alegrías y felicidad. 

Desde su existencia el futbol nació como un deporte silvestre y terminó siendo elevado a ceremonia, a ritual y a fenómeno social que fortalece el sentido de pertenencia hacia la ciudad, al barrio, al pueblo, a la región.

Cuando nuestro equipo juega, “jugamos todos”.

Una cosa debe quedar clara porque es innegable: el futbol es el único fenómeno social capaz de unir a la sociedad en casi su totalidad. Por algo ha de ser. 

Ni los procesos electorales (elecciones), manifestaciones, marchas, religiones, entre otras cosas, logran unificar a la sociedad en masa como sí lo logra el futbol. 

En este caso el Santos. Muchos intelectuales lo menosprecian al decir que es una distracción para analfabetas e ignorantes (envidian su poder de atracción y fascinación). 

Otros dicen que el futbol no es cultura; se les olvida que la cultura es la forma de ser de los pueblos y sus costumbres. Y los sexistas dicen que es un mundo de hombres: 

se hacen de la vista gorda al ver cientos y cientos de mujeres con la playera festejando los triunfos del Santos.

La Comarca Lagunera estará esta semana en el centro de la escena nacional e internacional… y todo por el futbol. 

Que los salvajes e inadaptados no tengan cabida en esta fiesta verde y blanca. 

Que los aficionados de verdad pongan el ejemplo y demuestren que los idiotas son solamente unos cuantos de los miles y miles (casi 1 millón) de santistas (hombres y mujeres) que ahora mismo se encuentran conectados espiritualmente y con el corazón en un puño por un solo motivo: su equipo de futbol. 

Como ya ha sucedido antes, el Santos está ante la posibilidad de definir el estado de ánimo de toda una región. 

Ese poder solamente lo tiene el futbol. Basta con esperar lo que acontezca los días jueves y domingo donde la Laguna puede hacer ebullición. 

El futbol no se mancha.

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Luis Miguel Rodríguez Cruz
  • Luis Miguel Rodríguez Cruz
  • luismrdzcruz@gmail.com
  • Columnista en La Afición desde Enero del 2009. Egresado de la Licenciatura en Ciencias de la Información de Universidad La Salle Laguna, con Maestría en Educación por Universidad Interamericana para el Desarrollo.
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