Sorprendente rumor que en los últimos días anda circulando (por todos lados).
Que el Santos y sus dueños quieren al internacional holandés. No sabes si es verdad o solamente es rumor, o si es una broma indiscreta, o algo por el estilo.
Y digo broma de mal gusto porque, no nos engañemos, el Santos no está para ese tipo de negocios, de transacciones, de ilusiones.
Es más, el Santos, por todo lo que ha venido sucediéndole en los últimos años, no está para generar ese tipo de ilusiones y emociones en sus aficionados.
Sintetizando: el Santos, por su precaria economía, no está para soportar un fichaje de ese tamaño.
Y no es para que nadie se ofenda, porque lo que acabo de describir es la realidad del club… en los últimos años.
No sé si esa realidad vaya a cambiar y las circunstancias lleguen a ser distintas en el futuro cercano, o lejano, pero por lo pronto no hay nada claro.
El Santos no es Rayados, ni Tigres, ni América, ni León para traer un James Rodríguez.
Pero lo vuelvo a mencionar: todo de momento y acorde a los últimos torneos y a los últimos pesares del club y de la institución.
Ahora bien, surge una pregunta ilusionante: ¿está el Santos ante un nuevo amanecer económico que pueda cimbrar todas las estructuras del desgraciado presente?
De ser así, entonces por algo está volando semejante rubor (el de Memphis Depay). Son ya muchas veces las que el santista se ha ilusionado en vano.
Lo más reciente en ese contexto fue cuando llegó Fernando Ortiz, quien se supone llegaría con Richard Sánchez, Diego Valdés y algún otro más.
Y lo que terminó sucediendo fue que no llegó ninguno y el proyecto de Ortiz acabó despedazado.
Por eso no sería justo que las ilusiones se volvieran a exacerbar, que el tamaño de la esperanza se volviera a disparar y que al final la afición quedara como el meme del payaso.
Pero si algo suena es porque puede haber fuegos artificiales que llenen de esperanza a la Laguna en cuanto a futbol se refiere, porque como lo escribí en mi anterior artículo, la afición lagunera que ama el deporte ya emigró al beisbol.
Y qué bueno por el beisbol, pero que mal por el futbol.
Porque el futbol, a través y gracias al Santos, lograba aglutinar casi toda la pasión de la gente en nuestra región.
Por eso el Santos debe resurgir, debe revivir, debe levantarse de sus cenizas y comenzar una nueva historia.
Que este rumor sea cierto, ojalá sea cierto y se termine materializando esa operación. Si eso sucede, será ese el primer paso para que la afición regrese en plenitud al Estadio Corona.