La reciente volatilidad del mercado ha generado miedo e incertidumbre: muchos inversionistas se preguntan si es momento de tomar utilidades, reducir riesgo o incluso dejar de invertir ante la percepción de que el mercado está sobrevalorado.
Sin embargo, considero que existen razones sólidas y fundamentos suficientes para mantener las inversiones, evitar realizar ganancias anticipadas y, para quienes están fuera, empezar a entrar de forma selectiva y gradual.
La razón principal de esta postura es la política monetaria de la Reserva Federal, que seguirá siendo flexible.
Todo apunta a que la trayectoria de las tasas continúa a la baja.
De hecho, el retroceso del mercado en noviembre se debió principalmente al temor de que la Fed no redujera la tasa en diciembre. Hoy, la probabilidad de que sí ocurra ha aumentado a cerca de 80 por ciento, según encuestas recientes.
Con una inflación que debería continuar moderándose y un mercado laboral debilitándose, un recorte es lo más congruente con el banco central.
Otro punto clave es la solidez financiera de las empresas.
Los reportes corporativos han superado consistentemente las expectativas, mostrando buenas ventas, utilidades robustas y perspectivas favorables.
La economía de Estados Unidos, aunque desacelera, sigue creciendo. Continúa mostrando resiliencia, y eso reduce la probabilidad de una recesión o de una fuerte caída en el corto plazo.
En México, la desaceleración es algo más marcada, y la inflación anual más reciente aumentó marginalmente a 3.61 por ciento.
Esta cifra abre la puerta para que Banxico reduzca de nuevo la tasa de referencia a 7 por ciento antes de terminar el año.
También llama la atención la fuerte volatilidad en las criptomonedas: en el último mes, algunas llegaron a caer más de 50 por ciento y bitcóin retrocedió alrededor del 30 por ciento.
Estos niveles podrían representar una oportunidad de entrada.
Y por último, surge nuevamente una luz de esperanza en torno a un posible acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania.
Ojalá esta vez se concrete.