El shutdown, o cierre parcial del gobierno en Estados Unidos continúa, y sus efectos sobre la economía se siguen acumulando. Cientos de miles de empleados públicos no han recibido su sueldo desde octubre, lo que golpea a una economía que ya muestra señales claras de desaceleración.
Lo preocupante es que el impacto ya no se limita a sectores “no esenciales”: hay problemas de seguridad en aeropuertos, cancelaciones de vuelos por falta de controladores aéreos y la suspensión de programas nutricionales y asistenciales que afectan directamente a miles de familias.
Urge una solución, pero ante la falta de acuerdos, la única salida sobre la mesa parece ser patear el problema: posponer la aprobación del presupuesto hasta enero de 2026. Con eso se reanudarán los pagos a empleados y programas, pero sin resolver realmente el conflicto de fondo.
Mientras tanto, la temporada de reportes corporativos sigue mostrando resultados en general positivos, lo que ha mantenido un tono favorable en los mercados accionarios. A mi juicio, esta fortaleza, combinada con la baja en tasas de interés, puede hacer de 2025 un gran año para los mercados.
En México, la economía real continúa debilitándose. Ha sido un año complicado para las empresas y los empresarios. La relación con Estados Unidos sigue siendo un motor importante, pero el mercado interno se mantiene débil.
La buena noticia es que la inflación sigue bajando. La cifra anual publicada la semana pasada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) fue de 3.57 por ciento, lo que permitió al Banco de México (Banxico) reducir la tasa de interés de referencia a 7.25 por ciento, y es muy probable que en diciembre la recorte nuevamente para ubicarla en 7 por ciento. Esta reducción busca facilitar el acceso al crédito y aliviar la presión sobre los sectores productivos.
Por su parte, el tipo de cambio volvió a colocarse por debajo de 18.40 pesos por dólar, lo que me parece una buena oportunidad para conformar portafolios en esa moneda.