Susana Alexander, sin lugar a dudas una de las grandes figuras del teatro nacional, afirma que para que un hecho teatral ocurra solamente se necesita a un alguien que tenga algo importante que decir y alguien que lo quiera escuchar.
Esa idea de la gran Alexander viene a mi mente mientras ingreso al Foro 37 Teatro Boutique, ubicado en el número 37 de la calle de Londres en la colonia Juárez, pues así como se anticipa por su nombre, éste es un lugar minúsculo, que cuenta, cuando mucho, con medio centenar de asientos, y un escenario que no es más grande que una pequeña habitación de, calculo, 5 x 3 metros.
Sin embargo, lo pequeño del lugar contrasta con el gigantesco entusiasmo con el que se realiza la función de la obra Café Amor Drag, que divierte en grande a las cinco decenas de personas que abarrotan el lugar.
Aunque lo dudo, por si alguien no lo sabe aún, diré que drag es un término controvertido incluso en su origen etimológico. Una primera teoría dice que en la segunda mitad del siglo XIX, durante la época de la reina Victoria en el Reino Unido, algunos actores masculinos en los espectáculos de burlesque usaban faldas y vestidos largos, que arrastraban al caminar. Ahí nace la palabra drag (traducido del inglés como “arrastrar”).
Una segunda hipótesis, quizá la más popularmente aceptada, es que la palabra DRAG se origina de un acrónimo Dressed As a Girl (vestido como chica), e incluso del acrónimo similar Dressed Resembling A Girl (vestido pareciéndose a una chica).
Ahora bien, cabe destacar que la costumbre de que los personajes femeninos en el teatro sean interpretados por actores data de la Grecia clásica, misma que prevaleció durante la época isabelina, y se mantuvo hasta bien entrado el siglo XVII; e incluso más recientemente el teatro oriental se hacía únicamente con intérpretes masculinos en todos los roles.
Hoy, vemos drags en múltiples lugares: TV, cabaret, shows, y por supuesto en el teatro y un ejemplo es este montaje: Café amor drag.
La trama es sencilla: Tres drags coinciden en este lugar, al que llegan citadas por un misterioso hombre que no aparece, al mismo tiempo otro vivales intenta atracar a una de ellas, aprovechándose de su deseo de ser amada.
Esta anécdota que podría ser la de una cursi telenovela, se vuelve en el humor drag una catarata continua de humor, humor ácido, “perradas”, que no dejan títere con cabeza, ni siquiera a ellas mismas.
Escrita y dirigida por Jesús Escamilla, Café amor drag es un ejemplo de caminos nuevos que recorre el teatro, para atraer a públicos concretos, que buscan verse reflejados en lo que sucede en el escenario, y a juzgar por las reacciones del público con el que coincidí esto se logra a plenitud.
Además, de manera tangencial hay una serie de denuncias sobre los problemas y discriminaciones que aún se viven en el mundo drag.
El elenco de este montaje lo integran Misael Roldán, Sair Inventada, Uriel García, Freddy Gutiérrez y Áxel Durán, éste último productor y gran impulsor del montaje.
Café amor drag se presenta los sábados a las 20 horas.
Al terminar la función salgo del pequeño Foro 37 Teatro Boutique, con el gusto de comprobar que mi admirada Susana Alexander tiene razón: Para que suceda el hecho teatral solo hace falta un alguien con algo interesante que decir y alguien que lo quiera escuchar.
Y en Café amor drag, sucede al 300%.