La tragedia ocurrida anoche en Tlahuelilpan, Hidalgo, que hasta el momento de escribir esto tenía un saldo de 20 víctimas mortales y 71 quemados, le da la razón al presidente Andrés Manuel López Obrador respecto al riesgo del huachicoleo; también evidencia la complejidad del problema que enfrenta el gobierno federal y que va mucho más allá del huachicol.
En su conferencia matutina, el mandatario pidió a la gente “que no se arriesgue, porque es muy peligroso, pero es por la perforación que se hace en los ductos, ese es un riesgo”. Sin embargo, la cobertura del incidente ocurrido en el ducto muestra que al brotar el hidrocarburo, centenares de personas se amontonaron sobre la zona, cargando bidones para llenarlos de combustible.
Si se atiende a la retórica presidencial, los habitantes de Tlahuelilpan habrían recurrido al huachicoleo por la falta de oportunidades, porque los empuja la pobreza y, ¿quién le hace el feo a un ingreso extra, aunque sea ilegal? Pero una revisión somera revela que Tlahuelilpan tiene poca pobreza extrema: están en esta condición 12 por ciento de sus cerca de 20 mil habitantes, y poco más de la mitad califican como pobres moderados.
Sin especular sobre las razones detrás de la incorporación de estas personas al huachicoleo, se trata de un fenómeno tan complejo como la psique del mexicano. Lo único cierto es que, más allá del riesgo, de la pobreza, de la bondad innata del mexicano (definida así por el dictum presidencial), el robo de combustible está imbricado en la vida social de las comunidades a lo largo de la red de ductos de Pemex.
Ojalá el mundo fuera tan simple como lo pinta el Presidente. Ojalá con llevar programas sociales a esas comunidades bastara para que dejaran el huachicol. Ojalá. Pero el tamaño del negocio es descomunal; son muchos los intereses afectados por la lucha contra el robo de hidrocarburos, y el mismo López Obrador parece ambivalente respecto a cómo proceder en estos casos. ¿Castigará a la población rural que participe en el huachicoleo o solo la apoyará con sus programas sociales? El mensaje de cero impunidad parece difícil de aplicar en muchos casos. Grave dilema.
Más allá del "huachicol"
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Horacio Salazar
Monterrey /