Política

Lágrimas, risas y amor

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Gil no recuerda a otro político más ridículo, artero e impostor que el senador Gerardo Fernández Noroña, y miren que Gamés ya tiene edad para hacer listas de orates, simuladores, ladronzuelos, cursis, enamoradizos.

Pues con la novedad de que Noroña ha llorado, sí, gruesas lágrimas de cocodrilo surcaron sus mejillas, otras fueron desecadas como el lago de Texcoco con las falanges y las falangetas del dedo índice. Verlo llorar es un espectáculo siniestro. Durante una transmisión en vivo, mientras describía las condiciones en que viven las personas en Palestina, pucheros, esnif, gemidos, esnif.

Desde luego, la situación en Palestina es una tragedia y Netanyahu y su camarilla una cuadrilla de crueles asesinos, de acuerdo. Pero Noroña, ¿qué pitos toca en ese escenario dramático? Ninguno, como no sea soplar con estruendo las trompetas de la fanfarronería (no empiecen, esto es muy serio), sello de la casa del senador.

Y entonces, tras describir las condiciones en las que vive la gente en Palestina, al senador se le llenaron las lágrimas de ojos y comenzó a limpiarse la cara para evitar que la verdad de la sal iluminara su rostro. Durante estos momentos hizo breves pausas y decía: “T’a cabrón, t’a cabrón. Está cabrón que no tengas derecho a ser, que haya gente que piense que eres un animal”, dijo mientras se limpiaba los ojos y la nariz. Un poco de moqueo le da siempre credibilidad a las lágrimas. Y limpiarse el moco con un pañuelo facial hecho una bola húmeda de tristeza, uff, te lo cree hasta la tía que te odiaba.

Desde Palestina

Todo esto lo leyó Gil en su portal de Latinus. En la transmisión titulada “Desde Palestina”, el senador dio una clase de historia muy seria, repasó hechos históricos como la diáspora en tiempos del Imperio romano, la división de Palestina ocurrida tras la Primera Guerra Mundial y la caída del Imperio otomano, la guerra de los Seis Días, entre otros. Cuidado con este conocedor de la historia del conflicto. Aigoeei.

Muy activo el senador. El mismo día tituló su intervención así: “Alto al genocidio”, en ella apunta que no debió haber llorado, pero —admite— le ganó “el sentimiento”. Y generoso como es cuando quiere ser generoso, señaló que lo relevante “no es su sentir, sino que se pare el genocidio y que se constituya el Estado palestino”.

¡Ah, senador!, ahora el que llora es Gil. Qué valentía, qué entereza. Y, por cierto, ¿no pudo decir lo mismo desde la sala de su casa? En su cuenta de X (antes Twitter), Fernández Noroña ha consignado el avance de su trayecto, desde su llegada a los Emiratos Árabes Unidos hasta su trayecto a la frontera de Cisjordania, que es parte del territorio palestino. Una vez en Cisjordania, el senador dio cuenta de su llegada a Jericó y su posterior desplazamiento a Ramala, desde donde ha compartido fotografías en las que se muestra observando un campo de refugiados, visitando el museo Yasser Arafat y realizando visitas de carácter diplomático con funcionarios y ex presos políticos. ¿De carácter diplomático? ¿Noroña fue enviado por el gobierno de México?  Hay días en que Gamés no entiende nada de nada.

Qué dolor, ¿hay más champaña?

Dirán la lectora y el lector que Gilga se ha obsesionado con Noroña. ¡No! La realidad se ha ensañado mostrando a Noroña con ojos en las lágrimas, viajando en Emiratos Árabes Unidos y llorando en un hotel, lejos del lugar de la guerra. Gamés jura que después de llorar, Noroña se tomó su copa de champaña con un bocadillo, dicen que es de buen diente: ah, qué horrible es todo esto, ¿tenemos un poco más de champaña?

Ah, qué horror y a mí me duele la espalda porque en la primera clase de Emiratos Árabes, no crean que se duerme tan bien. Ya me quejé porque el colchón estaba duro. Pues le dirán a Gil la misa, pero Noroña es un emblema que desde hace tiempo define a Morena. Oh, sí.

Todo es muy raro, caracho, como diría Goethe. “Contra la estupidez, hasta los dioses luchan en vano”. 

Gil s’en va


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Gil Gamés
  • Gil Gamés
  • gil.games@milenio.com
  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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