Política

Macron

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Gil vagaba por las páginas del internet cuando encontró esta carta del presidente Macron y no pudo soportar la tentación de elegir algunos párrafos. Lean y verán algo interesante.

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Durante los últimos cinco años, hemos pasado juntos por muchas pruebas. Terrorismo, pandemia, retorno a la violencia, guerra en Europa: pocas veces Francia se ha enfrentado a tal acumulación de crisis. Lo afrontamos con dignidad y fraternidad.

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No hemos tenido éxito en todo. Hay elecciones que con la experiencia adquirida contigo sin duda serían de otra manera. Pero las transformaciones emprendidas durante este mandato han permitido a muchos de nuestros compatriotas vivir mejor, y a Francia obtener independencia. Y las crisis que estamos atravesando desde hace dos años demuestran que es precisamente este camino el que hay que seguir.

Vivimos convulsiones a una velocidad increíble: amenaza a nuestras democracias, aumento de las desigualdades, cambio climático, transición demográfica, transformaciones tecnológicas.

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No se equivoquen: no responderemos a estos desafíos optando por la retirada o cultivando la nostalgia. Es mirando con humildad y lucidez el presente, sin renunciar a nada de la audacia, la voluntad y el gusto por el futuro que saldremos adelante. El desafío es construir la Francia de nuestros hijos, no detenerse en la Francia de nuestra infancia.

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No hay independencia sin fortaleza económica. Por lo tanto, tendremos que trabajar más y seguir bajando los impuestos al trabajo y la producción. Para no permitir que otros nos impongan las tecnologías que marcarán mañana nuestra vida cotidiana, también tendremos que seguir invirtiendo en nuestra innovación y nuestra investigación con el fin de situar a Francia a la cabeza en sectores que, como las energías renovables, la nuclear, las baterías, la agricultura, la digital o el espacio marcarán el futuro y nos permitirán convertirnos en una gran Nación ecológica, la primera en salir de la dependencia del gas, el petróleo y el carbón.

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Es a condición de esta reconquista productiva a través del trabajo que podremos conservar e incluso mejorar este modelo social al que estamos tan apegados y que ha demostrado su valía.

Lucharemos contra las desigualdades, no tanto buscando corregirlas siempre demasiado tarde como atacándolas de raíz. Nos aseguraremos de que todos los niños de Francia tengan las mismas oportunidades, de que la meritocracia republicana vuelva a ser una promesa para todos. Para ello, se dará prioridad a la escuela y a nuestros maestros, que serán más libres, más respetados y mejor pagados.

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Invertiremos para permitir que todos experimenten la vejez en casa tanto tiempo como puedan, para hacer que las residencias de ancianos sean más humanas. Proseguiremos sin descanso nuestro trabajo por la inclusión de nuestros compatriotas con discapacidad. En términos de salud, operaremos la revolución de la prevención y haremos retroceder los desiertos médicos.

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La fuerza de nuestro modelo social está ahí: en esta inversión en las personas a lo largo de la vida, que da confianza a las familias y ha convertido a Francia en uno de los países de Europa con mayor tasa de natalidad.

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Finalmente, defender nuestra singularidad francesa implica promover una determinada manera de estar en el mundo. Un arte de vivir milenario, arraigado en cada región, cada cantón, cada ciudad y cada pueblo, ya sea en la Francia metropolitana o en nuestros territorios de ultramar. Una historia, un idioma, una cultura que cuando eres francés, debes conocer, amar, compartir. Una ciudadanía que no se base sólo en los derechos, sino en los deberes y en el compromiso diario.

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Puesto que el respeto a la ley no es negociable, seguiremos invirtiendo en nuestras fuerzas de seguridad y nuestra justicia. Fomentaremos el compromiso con una simple ambición: capacitar no solo a individuos y consumidores, sino también a ciudadanos. Producir republicanos.

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A lo largo de mi mandato, he visto en todas partes un espíritu de resistencia inquebrantable, una voluntad de compromiso notable, un deseo incansable de construir. Lo encontré en nuestro país, pero también yendo al encuentro de nuestros compatriotas que viven en el extranjero. En cada lugar percibí el deseo de participar en esta hermosa y gran aventura colectiva que se llama Francia.

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Todo es muy raro, caracho, como diría Robert Burton: “Una palabra hiere más profundamente que una espada”. 

gil.games@milenio.com


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Gil Gamés
  • Gil Gamés
  • gil.games@milenio.com
  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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