Quedan un poco más de dos semanas a los aspirantes de Morena para tratar de cambiar las tendencias que no parecen haberse movido mucho desde que empezó la competencia diseñada por el Presidente, para elegir a quien podría ser su sucesor o sucesora.
Ha quedado claro que las reglas y las limitaciones no han ayudado a los aspirantes a mover la aguja. Sobre todo han dado comodidad a quien hasta hoy y desde hace meses encabeza las encuestas: Claudia Sheinbaum. Es muy complicado en cualquier contienda política afectar a quien lidera la carrera si no hay debates, ni manera de criticar al contrario bajo el espíritu de “la unidad”, o siquiera poder hacer propuestas concretas de política pública.
Sin duda, el más afectado por esas normas fue Marcelo Ebrard, el único aspirante con posibilidades de competirle a Sheinbaum. Sus intentos de propuesta en seguridad o la más reciente de Pasaporte Violeta no parecen haber tenido demasiado impacto en el público o en las mediciones.
Intentó provocar a la puntera como cuando le agradeció a Sheinbaum lo que, según él, había sido el reconocimiento de la ex jefa de Gobierno que eran, gracias a la estrategia de seguridad diseñada por López Obrador y él, los buenos resultados de este sexenio en la capital. Sheinbaum ha resistido las provocaciones.
En el camino Ebrard ha cambiado algunas estrategias, menos tiktoks “simpáticos”, menos invitaciones a sonreír porque todo va a estar bien; nada, sin embargo, parece haber tenido impacto en las preferencias.
Este fin de semana en Baja California, Ebrard dijo que “ahorita se va a cerrar (la diferencia), va a ser Claudia o yo porque es lo que te dicen todas las encuestas… Nos han estado diciendo durante meses, en la campaña de Claudia, que ella es la favorita y que no sé cuánto, es una cantaleta, ¿no? Nada más que hay una encuesta con una boleta y en realidad lo que va a imperar es qué es lo que la gente quiere”.
Fue, en buena parte, la presión de Ebrard la que forzó al Presidente a adelantar el proceso y hacer que los aspirantes renunciaran y pasearan por el país, pero con reglas que, en los hechos, tuvieran poco impacto en las preferencias tal y como estaban antes.
Quedan dos semanas. No se ve cómo Ebrard le pueda disputar a Sheinbaum la candidatura.