La falta de procedimientos serios y legales y, por ende, la falta de aceptación de los perdedores que se han quedado en la contienda por una candidatura partidista han creado una larga lista de perdedores que después sufren las consecuencias en sus carreras políticas que no son las que hubieran esperado a la hora de quejarse y rebelarse frente a las instituciones que, según ellos, los trampearon.
El único rompimiento interpartidista exitoso fue el del Frente Democrático Nacional del PRI con Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo a la cabeza, pero lo fue, entre otras cosas, porque nunca “concursaron”; rompieron porque sabían cuáles serían eventualmente las “reglas” y las trampas, nunca se esperaron a perder para después salir corriendo. Sobra decir todo lo que ese rompimiento construyó.
Basta recordar, todos con diferentes pero igual de menores destinos, cuando Roberto Madrazo se peleó con el zedillismo después de la elección de Labastida como candidato o a Ernesto Cordero y el triunfo de Josefina Vázquez Mota o Margarita Zavala cuando el PAN eligió a Ricardo Anaya.
Uno de los rompimientos después de una elección de candidato más y mejor contado, así como más claro en las consecuencias de ese rompimiento, es el que hace muchos años Marcelo Ebrard vivió de muy cerca junto a Manuel Camacho Solís, cuando el ex regente y amigo de Carlos Salinas de Gortari vio cómo fue nombrado Luis Donaldo Colosio como candidato priista.
Ni su trabajo en Chiapas, ni la creación de un nuevo partido, ni su buena reputación en muchos círculos lograron volver a poner a Camacho en un lugar de donde pudiera recuperar el espacio que lo había puesto en la puerta de una candidatura presidencial.
Como en los casos antes mencionados, el proceso electoral de Morena estuvo lleno de irregularidades, favoritismo claro desde Palacio Nacional, etcéteras varios. Sin duda. Aunque hay que decir que en este caso había meses de encuestas similares a las presentadas el miércoles. ¿Cuándo y porqué pensó Marcelo que sería distinto?
Este fin de semana, Ebrard hará consultas con su equipo y otros políticos, seguramente recordará a su amigo Camacho, evaluará su humor y energía disponible.
Pero no parece haber muchos caminos hacia el éxito en 2024. ¿Por qué MC querría un candidato que ya perdió contra Claudia? ¿Cómo acomodar la bronca y las declaraciones de tantos emecistas contra el gobierno y Morena? ¿Cómo acomodar los muchos elogios del ex canciller al Presidente?