A la Maestra Elba, mi mamá, que me enseñó a ser profe
Cuando Albert Camus recibió la noticia de haber ganado el Premio Nobel de Literatura en 1957, escribió una carta al señor Germain, su maestro de primaria, para agradecerle haber sido la “mano afectuosa” que lo sacó de la pobreza y le mostró el camino del pensamiento. Ese gesto resume el poder transformador de la docencia: más que transmitir conocimientos, construye horizontes de vida y sentido. Todos recordamos a tres o cuatro profes que nos cambiaron la vida, no por su erudición, sino por su empatía.
Las y los docentes han sido, históricamente, pilares del desarrollo social. En México, durante el siglo XX, fueron fundamentales en las cruzadas educativas que llevaron conocimiento a regiones remotas, ampliando la cobertura y fortaleciendo el tejido social y democrático. Hoy, frente al avance de la Inteligencia Artificial, resurgen viejas profecías sobre la “automatización” o “sustitución” del trabajo docente. Se equivocan.
Si bien la IA generativa —como ChatGPT o Gemini— ha demostrado capacidades sorprendentes en la organización, síntesis y generación de contenidos, confundir esto con el acto educativo sería tan reduccionista como suponer que una enciclopedia es igual a un buen docente. Educar no es transmitir datos, es formar criterio, estimular el pensamiento crítico y acompañar procesos emocionales, éticos y sociales.
Entonces, el desafío es la revalorización y el fortalecimiento docente, en todos los niveles educativos. La incorporación de la IA en el aula -proceso inevitable- debe enriquecer, no precarizar los aprendizajes. Para lograrlo, es fundamental el uso ético y crítico de estas herramientas. Complementar la Inteligencia Artificial con la otra IA: integridad académica. La tecnología educativa, sin la guía de docentes capacitados y comprometidos, no transforma nada; con ellos, lo transforma todo.
La educación es una tarea eminentemente humana. Porque incluso en la era de la IA, sigue siendo cierto lo que intuía Camus: detrás de cada biografía significativa, suele haber un maestro que creyó en nosotros antes de que nosotros lo hiciéramos. Dejémosle la erudición al ChatGPT, enfoquémonos en la empatía y en la construcción de propósito. Feliz día a las maestras y los maestros de México.