Política

Gobernar el futuro, no administrarlo

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  • Gobernar el futuro, no administrarlo
  • Carlos Iván Moreno Arellano

El Primer Encuentro Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, celebrado el 4 de noviembre con la Presidenta de la República, la Dra. Claudia Sheinbaum, representa un punto de inflexión histórico para la educación superior en México. El evento, en el marco del cual se presentó SaberesMX, una plataforma digital de microcredenciales para el futuro del aprendizaje, dejó una pregunta de fondo: ¿cómo pueden las universidades conducirse en un mundo que avanza más rápido que sus estructuras?

Nos enfrentamos a un reto inédito en los más de 10 siglos de historia de la universidad, resumido principalmente en tres transiciones. La primera es tecnológica: la inteligencia artificial y las microcredenciales están transformando la manera en que se aprende, se certifica y se trabaja; la naturaleza del conocimiento mismo. La segunda es humana: el bienestar emocional de las comunidades universitarias ya no puede verse como un asunto individual, sino como una condición estructural de la calidad educativa. La tercera es social: la universidad debe asumir una responsabilidad ampliada con su entorno, participando activamente en la construcción de un país más justo, solidario y empático.

Gobernar una universidad –o un sistema educativo– hoy no consiste en administrar presupuestos o normativas, sino en conducir el cambio tecnológico con ética, cuidar a las personas con empatía y renovar la confianza social, con compromiso público. La gobernanza universitaria del siglo XXI se define por su capacidad de anticipar, integrar y humanizar la transformación. La encrucijada frente a nosotros es clara: la IA puede ser aliada o amenaza, dependiendo si se usa para liberar o para controlar, y las microcredenciales pueden democratizar el conocimiento o fragmentarlo.

La universidad que aspire a seguir siendo relevante debe aprender a gobernar el futuro, no solo a administrarlo. Su legitimidad dependerá de su capacidad para equilibrar la excelencia científica con la empatía social, y la innovación con el cuidado. En un tiempo donde los algoritmos aprenden más rápido que las instituciones, las universidades deben ser el último espacio donde el conocimiento sigue teniendo alma. No deben estar orientadas solo al “saber hacer”, sino al “buen vivir”. 


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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