Tenemos que hablar largo y tendido de El candidato, una serie que se estrenó la semana pasada en Amazon Prime Video.
¿Por qué? Porque es magnífica, pero tiene como gato encerrado. Todo está muy sospechoso ahí.
De entrada, estamos hablando de una serie mexicana como El juego de las llaves y, peor tantito, de una producción de Televisa como Diablo guardián.
¿Por qué nadie le hizo una presentación de gala, aunque hubiera sido vía Zoom, tal y como se acostumbra con esta clase de contenidos?
¿Por qué no se convocó a entrevistas con los protagonistas? ¿Por qué no hubo oportunidad de charlar con sus escritores, directores y productores? No es que uno quiera pensar mal, es que está muy raro y después de ver la serie, se pone peor.
El candidato es una creación de Peter Blake. ¡El escritor de Dr. House, de Gotham y de Billions! Dígame si esto no es como para hacer escándalo.
Por si lo que le acabo de decir no fuera suficiente, estamos hablando de guiones de personajes tan talentosos como Ted Cohen (productor de Friends), de Max Hurwitz (Zero, Zero, Zero) y de Daniel Krauze (Luis Miguel, la serie).
Y ni hablemos del reparto. Tenemos a pura figura de nuestra industria como Eréndira Ibarra, José María de Tavira, Joaquín Cosío, Hernán Mendoza, Ofelia Medina, Aída López, Luis Curiel, Ernesto Godoy, Esmeralda Pimentel, Fernanda Borches, Tizoc Arroyo y Mauricio Isaac.
Pero no los tenemos solo haciendo televisión en español, los tenemos compartiendo pantalla con estrellas internacionales como James Purefoy (La secta) y Bret Harrison (The O.C.) en un muy peculiar ejercicio bilingüe.
Le doy mi palabra de que El candidato es una serie que no le pide nada a nadie en valores de producción, textos y actuaciones. Es finísima, inteligentísima, buenísima.
¿Qué fue lo que pasó aquí? Yo creo que a alguien le dio miedo y como no había manera de echarse para atrás después de haber invertido tanto dinero y de haber firmado tantos contratos, no quedó más remedio que estrenarla casi, casi, a escondidas.
El candidato es como Un extraño enemigo pero elevada a la ene potencia porque no habla de situaciones de hace 50 años. Habla del México de hoy.
No le voy a platicar la historia para no arruinarle la experiencia pero denuncia la intervención directa del gobierno de Estados Unidos en muchos aspectos de la vida política de la realidad mexicana.
Es una bomba muy directa que le va a resultar particularmente incómoda a muchas instancias tanto de México como de Estados Unidos.
Pero espérese. ¿Me creería si le dijera que conforme va avanzando la acción aquello se pone 500 veces más rudo que otros títulos que han jugado con figuras de la clase política nacional como La hermandad y Aquí en la tierra?
Cuando uno llega al final el alarido es incontenible. ¡Qué mensaje!
Por favor véala, véala toda y dígame sinceramente qué piensa. ¿Esta especie de campaña de silencio es una exageración, un acto de prudencia o estoy alucinando?
Sea como sea, en México hay libertad de expresión y el hecho de que esto exista, de que esto se pueda ver, habla muy bien de todos los involucrados, comenzando por la mismísima autoridad.
A mí me encantó, me emocionó, me asustó. ¿Y a usted?
alvaro.cueva@milenio.com