Es muy probable que las condiciones del día a día, como el estrés, la mala alimentación e incluso la contaminación estén interfiriendo en la forma en la que el cuerpo está recibiendo los nutrientes que necesita, por lo que un apoyo nunca está de más.
En la farmacia se pueden encontrar multivitamínicos en todas las formas posibles: gomitas, pastillas masticables, cápsulas gigantes, inyectables y jarabes, sin contar la larga lista de proteínas y compuestos sabor chocolate, vainilla o galleta. La variedad es tan amplia como los beneficios que aseguran ofrecer.

Sin embargo, integrar un suplemento a la alimentación no es algo que se deba tomar a la ligera, pues puede que, buscando mejorar las condiciones del cuerpo, las personas terminen perdiendo dinero o peor aún, su salud, como explica Lorena Stoopen licenciada en Nutrición y Ciencia de los Alimentos con certificación en medicina del Estilo de Vida por el International Board of Lifestyle Medicine y encargada del programa de educación de la Fundación Mexicana para la Salud Hepática.
“La suplementación es una herramienta que puede ser de mucha utilidad, pero que no debería de ser algo que decidas por ti mismo si no tienes los conocimientos”, explica la especialista durante una entrevista con MILENIO.
¿Los suplementos realmente son útiles?
Ya sea en tienda o en línea es posible conseguir suplementos y multivitamínicos sin receta a precios que van de los 100 y hasta los 800 pesos. Dada su popularidad, se han convertido en productos cada vez más solicitados: hasta 2023 más de 15 millones de personas en México dijeron incluirlos en su rutina, como revela un informe de la Asociación Nacional de la Industria de Suplementos Alimenticios.
“Todos queremos salud, entonces, han pululado cientos de productos que no siempre te van a dar beneficios. El magnesio por ejemplo puede venir en diferentes composiciones químicas. Hay unas que no sirven para nada. Es orina cara, porque lo vas a desechar sin que te haya hecho nada, tendrías que saber cuál es la sal de magnesio que necesitas para tu caso particular”, dice la especialista.
En este caso, entra en juego la composición, calidad y pureza de los suplementos. Elegir correctamente no sólo determinará si serán de utilidad o no, sino que además, podría ayudar prevenir efectos adversos.
“Si te vas a tomar una vitamina que trae rellenos o colorantes artificiales, no necesariamente vas a obtener sólo lo bueno, sino también algo dañino para tu salud”, alerta la nutrióloga.
Un reporte reciente reveló que 60 % de los suplementos distribuidos en Estados Unidos no contienen lo que dicen sus etiquetas.
De acuerdo con la información compartida por el fundador de Cleveland Clinic, Mark Hyman, muchas marcas utilizan los ingredientes más baratos, estándares de prueba deficientes y aditivos riesgosos con nombres impronunciables que los hacen difícil de detectar.

¿Es peligroso tomar suplementos o vitaminas sin receta?
Está claro que toda la comida llega al estómago, pero este no es su destino final: de ahí se dirige al intestino, que se ramifica en una infinidad de venitas conectadas a una supercarretera conocida por los médicos como vena porta. Una vez ahí, los nutrientes son direccionados al hígado, encargado de dirigir y modificar los compuestos dependiendo de si los considera tóxicos o benéficos para el cuerpo.
Si bien algunos nutrientes son absorbidos, otros realizan el viaje de entrada por salida: cuando el cuerpo nota un exceso los desecha. Sin embargo, hay otro grupo que, en grandes cantidades, ya no se procesa.
“El concentrado de té verde puede dañar el hígado porque no le alcanza su maquinaria para detoxificarlo (...). La vitamina A y D son sustancias que el cuerpo no elimina tan fácilmente porque son liposolubles, es decir, se disuelve en grasa, entonces se acumulan, se acumula y eventualmente se hacen tóxicas”, detalla Lorena.
Es muy difícil que este tipo de casos se presenten por el consumo de alimentos, sin embargo, cuando el organismo las recibe de forma constante y concentrada a través de suplementos, aumenta el riesgo de efectos negativos.
No basta con tomar suplementos
Según la OMS, hay seis nutrientes esenciales para la vida: vitaminas, minerales, proteínas, grasas, agua y carbohidratos. Cuando el cuerpo no recibe suficiente de alguno, es capaz de adaptarse y optimizar, sin embargo, las deficiencias se terminan haciendo evidentes a largo plazo.

Cuando la alimentación ya no es suficiente y el cuerpo demanda una fuente alterna de nutrientes, no basta con sumar un shot de suplementos: es importante saber en qué cantidades o en qué momento es mejor tomarlos, ya que cada uno interactúa diferente.
El café junto con algunos alimentos entorpece la absorción del hierro. Las espinacas tienen bastante calcio, pero al comerlas crudas se reducen sus beneficios. El antioxidante que contiene la curcuma no sirve sin ayuda de un medio graso, de ahí que sea mejor agregarla en la comida.
“Esto también pasa con los suplementos, porque si tú te estás tomando ocho, todos al mismo tiempo, probablemente no los estás aprovechando (...) Hay algunos suplementos que te tienes que tomar por separado, porque si te lo comes con una comida, a lo mejor la fibra lo va a atrapar y no te va a dejar que lo absorbas”, explicó.
¿Cómo saber cuál es la mejor opción?
El campo de la alimentación es, por decirlo de algún modo, contradictorio, como asegura la nutrióloga. El problema clave es que, a pesar de que nuestra especie comparte el 99.9% de la información genética, la combinación de cada aspecto de la vida demanda diferentes necesidades nutricionales.
En general, la suplementación se debe considerar cuando hay deficiencias diagnosticadas, dietas especiales o periodos en los que el cuerpo cambia sus necesidades como por ejemplo, durante el embarazo, la lactancia, envejecimiento o entrenamiento intenso. Sin embargo, no hay una fórmula escrita.
“Para hablar de qué suplementos requieres, necesitaríamos ver cuál es tu caso en particular, ¿Cuál es tu historia? ¿Cómo te alimentas? ¿Qué enfermedades tienes o no tienes? Mi recomendación para saber que necesitas es asesorarte con algún profesional que pueda captar todo tu caso”, dice la nutrióloga.
Puede que alguien haya comenzado a consumir glucosamina porque escuchó que era buena para prevenir problemas en las articulaciones, o que tome vitamina C para evitar los resfriados en invierno, sin embargo, es probable que encuentre opciones aún más completas en una buena alimentación.
LHM