Cuando agentes de la Procuraduría General de la República capturaron a Daniel Arizmendi "El Mochaorejas" hace más de 23 años, nadie imaginó el ejemplo en el que se convertiría este siniestro personaje, desde el punto de vista de la comunicación.
En los años 90s todo el mundo, literalmente, conocía las atrocidades cometidas por este célebre delincuente reconocido por mutilar las orejas a sus víctimas como una manera de presionar a sus familiares a fin de cubrir un pago y así dejarlos en libertad.
Actualmente en el ecosistema digital, existe una muy variada fauna de personajes buscando el reconocimiento a través de likes o seguidores, lo cual no significa en lo más mínimo un gran aprecio o cariño hacia la persona.
A pesar de lo último ése es el parámetro establecido para ser reconocido como un destacado personaje de las redes, sin importar, para la mayoría de ellos cómo lleguen a ser famosos.
Evidentemente este no es el caso de Jon Ferry, conocido como JonsBones, un jóven ahora ya convertido en todo un influencer, quien ofrece en venta restos humanos en la red social china Tik Tok (en la que cuenta con más de medio millón de seguidores) si bien no son mutilaciones de órganos o algo más radical, es de llamar la atención su “negocio” como lo llama.
Querer ser tan conocido como el Mochaorejas, pero de una manera muy negativa, o ser un personaje digital de medio rango pero con mensajes basados en contenidos de calidad, son dos de los caminos a seguir por los buscadores de una nueva vida digital, políticos y otras distinguidas personalidades.
Independientemente del anuncio hecho por el Gobernador de Tamaulipas, Francisco Cabeza de Vaca, en el que informaba que su whatsapp había sido hackeado en días pasados, pone de manifiesto la fragilidad de la seguridad en la red y lo expuesto que estamos todas las personas, pero aún más peligroso es el tiempo dedicado a evadir la realidad a través de la pantalla de un dispositivo móvil sin el menor cuidado.