Comunidad

Morena a la baja, ¿y la oposición?

No es el calor del clima, es el del descontento ciudadano.

Siete años de la 4T y el agua ya rebasa el vaso: historias que se repiten día a día, hospitales sin medicinas, inseguridad desbordada, corrupción disfrazada de transformación, promesas convertidas en lodo.

La gran diferencia de hace un año, de hace más de siete, es que ahora ya las calles lo gritan: la gente ya no se conforma con un apoyo ni con discursos humanistas que no alcanzan a tapar los baches, ni a secar las lágrimas de quienes entierran a sus muertos por la violencia o por la injusticia en los procesos judiciales en donde los victimarios parecen más víctimas y la justicia para los desvalidos cada vez más lejana.

¿Ejemplos? Existen muchos en las “benditas redes sociales” que se han vuelto cajas de resonancia para manifestar todo tipo de inconformidades.

El problema es que ese enojo, legítimo y creciente, no tiene cauce. La oposición es un fantasma que se asoma en redes con figuras dispersas, pero incapaces de encarnar la esperanza de un cambio real. Gritan, sí. Señalan, también. Pero no prenden, no construyen, no canalizan.

Los panistas Lilly Téllez o Ricardo Anaya apantallan con números, pero su parafernalia y dogmatismo no logran convencer al sector más endeble de la población, donde el morenismo tiene gran penetración.

Alejandro “Alito” Moreno, líder nacional del PRI, tuvo su momento de gloria recientemente cuando cumplió el sueño de muchos mexicanos, tundió al diputado, Gerardo Fernández Noroña. El problema es que, después de lo ocurrido, la oposición volvió a desaparecer.

En Tamaulipas la situación no es muy distinta, hasta se puede decir es peor: el exgobernador, Cabeza de Vaca, referente más reciente de la oposición autoexiliado; su hermano, el legislador Ismael, ha brillado más por su ausencia que por su aportación en el Congreso; y así con el resto de los panistas, desde el sur hasta el norte. Todos parecen cuidar sus intereses, que velar por los de sus representados; del tricolor mejor ni hablar.

Ese vacío que se gesta es lo más peligroso. Porque un pueblo cansado sin alternativa es como un río sin cauce: tarde o temprano se desborda. Y cuando se desborda, arrasa. Incluso se abre la posibilidad de que “outsiders” aprovechen ese vacío para capitalizar la frustración ciudadana, una posibilidad que bien analizada puede ser una verdadera opción para los problemas del país.

Hoy Morena se hunde en sus propias contradicciones. Pero la oposición sigue ausente en su laberinto.

Y mientras tanto, el país camina sobre una grieta cada vez más ancha.


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Víctor Hugo Martínez
  • Víctor Hugo Martínez
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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