Woody Allen, todos tienen una opinión. Y no, aún no tengo una respuesta de cómo o siquiera de si debemos separar al artista del hombre. pero lo que sí tengo en mis manos es una autobiografía donde el cineasta cuenta con pruebas y señales cada uno de los “rumores” y hechos que se trataron en la Corte donde fue hallado inocente del cargo de abuso sexual de su hija Dylan, hace más de dos décadas. Vaya, la opinión publica es otra corte por completo.
Lo que yo crea no importa, pero tengo suficiente edad e interés para seguir el caso desde entonces, y lo que cambió estos últimos años es que millones de personas se enteraron debido al tan necesario y urgente movimiento #MeToo, como si todo pasara en este momento. Y sé que aunque muy problemático, el hombre no se casó con su “hija”: Soon-Yi, quien sí fue una de las muchas hijas adoptadas de Mia Farrow, pero no de Allen. Tampoco era menor de edad. Por primera vez cuenta esa historia con detalles. Entiendo por qué Mia lo quiere matar, pero también entiendo muchas cosas.
Sé que me lloverá, por decir que deberían leer este libro y formar su opinión, pero no puedo aventar a la misma caldera a todos los hombres que han sido acusados de cosas terribles y taparme los oídos. Quiero saber que este movimiento no será usado para otro motivo que detener ese abuso constante. Y para eso hay que saber escuchar (o leer) una defensa sorprendente. Sobre todo para un hombre que no se cansa de decir que no podría importarle menos su legado, ni como cineasta ni como hombre. Por cierto, si leen esto y no han leído Captura y mata de Ronan Farrow, traten de hacerlo uno tras otro. Aunque su cabeza podría explotar.
Twitter: @susana.moscatel