Mientras campea la incertidumbre por la incesante violencia, el destartalamiento del Poder Judicial, el desabasto de medicinas, la nueva ley que desampara a los demandantes de protección de la justicia federal y ampara al gobierno, el crecimiento económico Cero y lo casi nada “republicano” que queda del Estado de derecho, algunos de los más reconocibles cuadros de Morena (incluido Andy López Beltrán) están como de luna de miel, chapaleando en la trivialidad.
Quien sobresale más estos días es Gerardo Fernández Noroña:
Primero (marzo pasado) se le vio en business class viajando a París para luego, en Estrasburgo, echarse un soliloquio en una Conferencia Europea de Presidentes de Parlamentos ante un auditorio casi vacío.
En mayo, obligó a un humillado particular a disculparse con él en el salón de plenos del Senado por algunos insultos en un aeropuerto. En agosto se supo que cambió su domicilio clasemediero por una finca inexplicable en Tepoztlán, y hoy está ya en el Oriente Próximo para “solidarizarse” con la causa palestina (de menso iría a Sinaloa, Guanajuato, Michoacán, Zacatecas o Tamaulipas para apoyar a las familias de asesinados o desaparecidos).
Jugando al turismo “revolucionario” y como lo ha hecho para abrazar en Caracas al dictador Nicolás Maduro, confía en llegar a la Franja de Gaza o a Cisjordania sin considerar que ha sido zona de guerra y que las entradas y salidas las decide el gobierno israelí.
Suertudo, por lo pronto llegó a Dubai, metrópoli de ensueño que quizá sea la más cara del mundo (voló en Emirates Airlines, la mayor operadora de aviones Airbus A380 y Boeing 777).
Intentó justificarse alegando que recibió una invitación del Estado palestino como presidente de la Mesa Directiva del Senado… cargo que dejó el 1 de septiembre, y arguye que no se trata de un “regalo”, sino de una “invitación”.
Su paseo de al menos 12 días es alcahueteado por el desacreditado coordinador de los morenistas en el Senado, Adán Augusto López, pese a que Fernández Noroña transgrede el artículo 52 de la Ley General de Responsabilidades Administrativas.
La Secretaría de la Función Pública promueve íntegro el texto:
“Incurrirá en cohecho el o la servidora pública que exija, acepte, obtenga o pretenda obtener, por sí o a través de terceros, con motivo de sus funciones , cualquier beneficio no comprendido en su remuneración como servidor(a) público(a), que podría consistir en dinero; valores; bienes muebles o inmuebles, incluso mediante enajenación en precio notoriamente inferior al que se tenga en el mercado; donaciones, servicios; empleos y demás beneficios indebidos para sí o para su cónyuge, parientes consanguíneos, parientes civiles o para terceros con los que tenga relaciones profesionales, laborales o de negocios o para socios o sociedades de las que el servicio público o las personas antes referidas formen parte…”.