En el universo futbolístico está corriendo el rumor de que a Diego Cocca le “tendieron la cama” los jugadores de la Suprema Selección Nacional de Patabola.
La expresión –importada, creo, de la Península— se refiere a que los señores futbolistas se abstienen deliberadamente de hacer los deberes para perjudicar a su director técnico.
O sea, dejan de cumplir o van en plan remolón cuando lo que tendrían que mostrar en la cancha es la enjundia esperable en una persona con un mínimo orgullo profesional.
No sabemos si eso llega a ocurrir de verdad en los equipos pero la súbita resurrección del Tri en la mentada Copa Oro muestra, por lo pronto, que no estaban fluyendo las cosas entre el entrenador y sus seleccionados.
De ahí, de ver que le pasan por encima a un equipo menor como Honduras, a llegar a la conclusión de que jugaban a medio gas para deshacerse del técnico, hay un buen trecho y no resulta tan evidente la cuestión. Pero, somos maliciosos de naturaleza y el chisme, aparte, es bastante sabroso.
Lo que sí podemos decir es que manejar a un vestuario poblado de señoritos protagónicos y vanidosos no es cosa fácil. ¿Cuántas veces hemos visto que un jugador no le cede el balón al compañero, completamente desmarcado y con mayores posibilidades de anotar, que corre al lado suyo? A ese sujeto, ¿qué le dices después, cuando se revisan todas las acciones que tuvieron lugar en el partido? ¿Le haces ver su egoísmo? ¿Le sueltas una buena reprimenda?
Y, habiéndolo confrontado –así sea de manera educada y sin rudeza alguna— ¿no te habrás acaso ganado su animadversión? ¿No se pondrá a cosechar apoyos, en plan intrigante, entre los más insatisfechos y resentidos de la plantilla?
En lo que toca al esquema táctico que propone un técnico, ¿qué tal que no les agrade en lo absoluto a varios fulanos porque no les gusta jugar en tal o cual posición? ¿Cómo manejar la circunstancia de que varios de los futbolistas se sienten merecedores de todas las oportunidades habidas y por haber? ¿De qué manera se domestican los egos para contar con un equipo armonizado y solidario?
Es, sobre todo, un asunto de liderazgo y de convencer a un grupo que no necesariamente está dispuesto a concederle autoridad a un recién llegado. Quien traiga detrás una gran trayectoria a lo mejor se gana el respeto en automático. Pero, justamente, ¿cuántos son los entrenadores que portan los más gloriosos laureles?
Y, por si fuera poco, luego resulta que los más calificados y prestigiosos fracasan estrepitosamente con algunos equipos.
Por cierto, hablando de directores técnicos, me pellizco porque no logro creer que el Tata Martino vaya a tener a Messi bajo su tutela. Las decisiones que tomó en el Mundial no sólo fueron inentendibles sino perjudiciales para el funcionamiento de una agrupación que hubiera necesitado la presencia de futbolistas con el potencial de meter goles: pues, el hombre los dejó fuera y le quitó toda capacidad ofensiva al Tri.
¡Y ahora lo contratan en el tal Inter de Miami! Pues que con su pan se lo coman. Con todo y Messi.