Nada es como antes en el sector financiero. La línea entre las instituciones tradicionales con sucursales de ladrillos y las disruptivas con una relación financiera vía clics se difumina.
“El modelo ganador no está claro, pero hay apetito de inversión y experimentación”, me dijo Juan Carlos Guillermety, director de Spin by Oxxo, durante Finnosummit.
Desde junio, cuando el Departamento del Tesoro de EU mencionó tres instituciones en México como parte de sus investigaciones de lavado de dinero, los bancos, fintech, sofipos, sofomes y casas de bolsa se reacomodaron a velocidad ultra.
En ocho semanas sucedió esto: Multiva adquirió el negocio fiduciario de CiBanco y Kapital Bank adquirió una parte de Intercam. La fintech Klar anunció la compra de Bineo, el banco digital de Banorte, y el empresario Fernando Chico Pardo se quedó con 25 por ciento de Banamex. Vector Casa de Bolsa anunció la transferencia de sus activos a Finamex y aclaró que no es una fusión o adquisición de licencia. Nos enteramos de la intención de Grupo México de quedarse con hasta ciento por ciento de Banamex y solicitó una pronta respuesta.
No es la primera vez que el ecosistema financiero se somete a una transformación vertiginosa. Recordemos lo visto en 2010 cuando llegó PayPal a México, se creó Bankaool, luego Kubo Financiero en 2012 y otras cientos de empresas que usan tecnología para productos y servicios financieros, hasta que en 2018 vio la luz la Ley Fintech. Hoy en México hay mil 14 fintech, 803 nacionales y 301 extranjeras, según Finnovista Fintech Radar 2025. La tecnología hizo lo suyo y las más tradicionales se combinaron con las disruptivas.
“A los ojos de los usuarios se entiende que hay instituciones que nacieron hace 150 años y otras digitales nacidas hace cinco; ellos determinan con quién tener su nómina”, me dijo Steffan Möller, fundador y CEO de Klar.
La competencia incitó a los usuarios a comparar costos y servicios, a decidir, y ocho de cada 10 ya tienen una cuenta, crédito, seguro o afore.
El ecosistema financiero seguirá cambiando y con la inteligencia artificial, en una década no será reconocible, no imaginamos cómo nos relacionaremos con el dinero. El rol de la regulación será más relevante, debe ser veloz, tener dientes afilados y la flexibilidad para reaccionar y entender los cambios urgentes que mantengan la estabilidad, un piso parejo, una competencia sana y la protección del usuario. Este regulador es el guardián de nuestro dinero, herramienta que permite lograr sueños o enfrentar dificultades, necesitamos conocerlo, tenerle confianza, verlo como ente íntegro de progreso y entender nuestras necesidades bajo un marco de equidad y transparencia. ¿Estamos listos para un sector financiero reestructurado?