Un conocido programa deportivo de antaño resumía lo más destacado de la jornada futbolera con una sección que se volvió un clásico: “Gol, error y figura”. Además, si había una jugada ridícula, también incluía “el oso” de la semana. Hace unos días se consumó la salida del Dr. Alejandro Gertz Manero de la Fiscalía General de la República y su salida podría resumirse en forma similar.
El gol de la semana fue la propia salida de Gertz. Un golazo por donde se le vea. Gertz nunca debió de haber estado allí. Un personaje oscuro, siniestro, sobreviviente de múltiples administraciones y partidos, un sietevidas del aparato judicial y de seguridad mexicano. Lo mismo trabajó con Cuauhtémoc Cárdenas, que con Fox o con AMLO. Con todos se acomodaba. Dio muy pocos resultados, si es que alguno. Acumulador de expedientes judiciales, parece haberlos utilizados como salvoconducto para garantizar sus múltiples transiciones políticas. Quizá eso mismo fue lo que le consiguió un retiro dorado como embajador ante “un país amigo” a su avanzada edad. Un hombre rencoroso que no dudó en utilizar su enorme poder para resolver agravios familiares o personales, como lo hizo al gestionar su ingreso al Sistema Nacional de Investigadores al más alto nivel después de haber sido rechazado en múltiples ocasiones por su mediocre trabajo académico.
El error de la semana fueron las formas utilizadas para conseguir la defenestración de Gertz. Es lógico que se buscara una mejor coordinación entre la Fiscalía y la Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana. Es razonable que la Presidenta quisiera tener a alguien de su total confianza al frente de la Fiscalía. Lo que no parece tan sensato, sin embargo, fue hacerlo como se hizo. Lo que vimos fue un desaseo tremendo. Que si renuncia, que si destitución, horas de incertidumbre en el Senado. Copelas o cuello, como en el antiguo régimen. No se entiende por qué no pudo haber un mejor arreglo o una salida menos accidentada. Si terminaron dándole una embajada, ¿por qué no fue esa la negociación desde un inicio? ¿Qué fue lo que detonó la caída de Gertz? Quizá nunca lo sabremos. Es posible que haya sido una acumulación de factores, pero seguramente hubo algo en especial que precipitó todo. De otra manera no se explica por qué proceder de esa manera.
La figura de la semana fue un jugador relativamente inesperado. Alguien a quien ya se le daba por retirado. Alguien que, supuestamente, estaba siendo investigado por el mismísimo Gertz y que, de la nada, regresó para operar políticamente su salida: Adán Augusto. El senador tabasqueño se reunió con la Presidenta y operó para convencer al Senado que aceptar una embajada era una causa grave (¡gravísima!). También operó para que la oposición, siempre dócil, se ausentara convenientemente a la hora de votar (solo hubo 22 senadores opositores). La figura indiscutible de la semana. El retorno del año.
Ahora imaginemos la siguiente situación: mientras el árbitro revisa el VAR para ver si un jugador merece o no ser expulsado, el jugador, después de acordarlo con las autoridades, se acerca y le muestra la tarjeta roja al árbitro. ¡Vaya jugada ridícula! “El oso de la semana” sin duda alguna.
