Se siente y se ve como piel animal, pero es de nopal.
Las vestiduras del Mercedes-Benz Vision EQXX están hechas con Deserttex, una piel de nopal creada por los emprendedores Adrián López Velarde y Marte Cázarez.
La automotriz alemana no es la única que ha confiado en esta piel vegana, también otras marcas como Givenchy, Onitsuka Tiger, Balenciaga, Adidas, BMW y Lululemon.
Desserto salió al mundo en 2019 cuando los emprendedores presentaron su innovación en la feria Lineapelle en Milán. Desde entonces han ganado reconocimientos, certificaciones y premios, y han crecido hasta exportar a más de 80 países.
Adrián es de Guadalajara, Marte de Sinaloa y se conocieron en Taipéi, Taiwán, “en 2011 en un bar, los dos nacimos el mismo día y el mismo año, los dos trabajábamos con sintéticos y pieles animales, mi socio en el sector automotriz y yo en la industria de la moda. Hablamos del impacto negativo que tenía esto, sabíamos que no había alternativas y dijimos: hay que inventarla”, me contó Marte.
El potencial de crecimiento es claro: en 2024 el tamaño del mercado de la piel animal se valuó en 110 mil millones de dólares y se espera que para 2035 crezca 17 por ciento, o 1.7 por ciento al año. Mientras, los consumidores conscientes que exigen opciones sostenibles impulsan el negocio en el que participa Desserto: el mercado de pieles veganas o de base biológica tuvo un valor de 139.2 millones de dólares en 2024, este año se espera que cierre en 158.2 mdd con un crecimiento anual de 13 por ciento. Según Fortune Business Insights el valor de mercado se duplicará antes de 2032.
Para lograr un metro de piel de nopal, Desserto necesita unas 10 pencas, de las cuales usan entre 2 y hasta 3 por ciento para extraer la proteína detrás de Deserttex. Por eso, al aliarse con algún agricultor de nopal orgánico en México, traen a otros socios que aprovechan el otro 97 por ciento de la planta.
El proceso de Deserttex está patentado, al inicio solo en México porque asumieron que aquí estarían sus clientes, pero resultó que los compradores fueron europeos y asiáticos, no mexicanos. De ahí surgió el miedo de “que los chinos nos copiaran o el material se produjera en otros países”, así que invirtieron y siguen invirtiendo en patentar hasta estar “en cada país, porque en el futuro queremos hacer la producción en diferentes países”, dijo Marte.
En México se innova, se crean patentes y proyectos que exportan para generar sostenibilidad en el campo, en las cadenas productivas, crear empleo y desarrollo. Estos emprendimientos son una fuente inagotable de ilusión e inspiración que permiten ciclos de oportunidades y crecimiento, por eso hay que conocerlos e impulsarlos.
