La inclusión financiera está igual de estancada que la economía, olvidamos que una sociedad bancarizada, con conocimientos financieros que aprovecha el sistema para su progreso apuntala el desarrollo de cualquier país.
¿Estiro mucho la liga? Veamos: hay cientos de factores que impactan el PIB, las presiones económicas, geopolíticas, sociales, de comercio global, de inversión, de incertidumbre, y la salud financiera de los hogares que resulta de individuos alfabetizados en el manejo del dinero.
“Una mejoría de un punto porcentual en los niveles de alfabetización financiera se asocia con una reducción de 2.8 puntos porcentuales en la morosidad de los préstamos familiares y una reducción de 6.7 puntos porcentuales en la relación deuda-ingresos de los hogares. En consecuencia, una mejora de 10 puntos porcentuales en los niveles de alfabetización financiera podría mejorar en 0.3 puntos porcentuales la tasa de crecimiento del PIB tras cuatro años”, dice el Índice Global de Inclusión Financiera 2025 de Principal Financial Group (PFG).
De las 42 economías analizadas, México ocupa el sitio 33, detrás hay nueve: Turquía, Kenia, Sudáfrica, Indonesia, Italia, Colombia, Nigeria, Perú y Ghana. Nos ganaron: Argentina, Brasil (con avances elogiados en el estudio), Chile, Vietnam, Taiwán, Malasia, China, India, Saudi Arabia, y otros 25 como Suiza, Dinamarca, EU y Canadá. El número uno es Singapur.
De otras geografías hay lecciones. Los esfuerzos de Asia en educación e inclusión son “parte crucial de la estrategia para abordar los desafíos económicos del rápido envejecimiento de la población” escribe Deanna Strable, presidenta y directora ejecutiva de PFG; generan una cultura eficiente y enfocada en el ahorro para el retiro. China logró una reducción sustancial del efectivo, una inclusión veloz y de amplia vía WeChat Pay. Demostraron la maravilla de los pagos digitales omnipresentes, confiables e interoperables.
“En la medida que crece el ahorro privado, una parte va al sector público y mejora la infraestructura o la salud”, me dijo Pablo Sprenger, presidente para América Latina de PFG, “no es fácil y tenemos desafíos financieros antes de ahorrar de forma voluntaria, pero es el momento”.
La educación financiera es “lo correcto desde un punto de vista social”, escribe Strable, y agregaría que es el factor de impacto en PIB sobre el cual tenemos mayor control desde lo individual, la empresa y el gobierno.