El domingo asistimos a dos atentados contra la democracia en Latinoamérica. Paradójicamente, ambos disfrazados de democracia. Por un lado, en Brasil, el fascista Jair Bolsonaro gana la presidencia a pesar de abiertamente haberse apartado de la idea de un gobierno respetuoso de los derechos humanos. En tanto, en México, se realizó la encuesta respecto de dónde debería de construirse el nuevo aeropuerto.
Habrá quien considere aberrante esta comparación entre la llegada de la ultraderecha a la presidencia en el Gigante del Sur y un pacífico ejercicio ciudadano promovido por un gobierno de izquierda a punto de asumir el poder. Pero, ambos presidentes fueron democráticamente electos, y ambos ponen en jaque los principios del sistema que los ungió aun antes de llegar formalmente al poder. En México, la clave se encuentra en que la manifestación es convocada por el gobierno que aún no asume, sin que medie fundamento legal ni para llamar a ella, ni para la logística con la que se implementó y mucho menos para el carácter vinculante que se le quiere dar. Mas no por ello carece de consecuencias, toda vez que, si al Presidente electo la normatividad le importa poco, a los mercados les importa aún menos y muy rápido reaccionaron al despropósito de algo que muy bien pudo hacerse a inicios de diciembre sin vulnerar el estado de Derecho.
No haber verbalizado de nuevo su llamado a “mandar al diablo las instituciones” durante la campaña, no ha impedido que una vez en el gobierno López Obrador proceda en tal sentido. Así, la lectura de lo que ocurre en el continente no es que en Brasil ganó la derecha y en México la izquierda, sino que como en un terrible juego de “serpientes y escaleras” ambos países fueron devueltos a la casilla de inicio de su transitar hacia la democracia. Mientras que al sur la vuelta a la época de la dictadura parece el destino ineludible, en México se atisba un regreso al sistema imperante por esos mismos años: ¿la dictadura perfecta?
Serpientes y escaleras latinoamericano
- Diamantina rosa
-
-
Miriam Hinojosa Dieck
Monterrey /