El título de la columna parecería positivo pero no lo es…
Vienen tiempos de mayor polarización en los que México podría dividirse generando una ganancia sin precedentes para la clase político-partidista de este país. La gran apuesta de los partidos no es la unión de los mexicanos, pues el sistema está diseñado para que quienes alcancen una mayor cantidad de adeptos dispuestos a votar por ellos serán los que consigan el triunfo en el 2024.
Estamos gobernados por minorías, pues quienes se alzan con la mayor cantidad de votos consiguen aproximadamente el 30 por ciento de la lista nominal que votan por ellos, mientras que el otro 15 a 20 por ciento se lo reparten entre los perdedores y el 50 por ciento restante de la población decide abstenerse de participar.
Tenemos por ejemplo que el ejercicio de revocación de mandato realizado recientemente arrojó que el piso de Morena está representado por 15 millones de personas que acudieron a las urnas para manifestar su apoyo al presidente López Obrador, de este modo es la mitad de los votos que lo llevaron a Palacio Nacional.
Si hablamos de que entre simpatías y empadronados en Morena mediante la entrega de recursos asistenciales pudieran alcanzar los 15 millones restantes, gracias a su capacidad de movilización en las entidades que hoy gobiernan, pues el escenario es más favorable en ese sentido para Morena y tendremos que no les sería difícil lograr la promesa de alcanzar al menos 32 millones de votos como lo mencionó en su momento la aspirante a la candidatura presidencial, Claudia Sheinbaum.
Pero resulta que tomando en cuenta que la lista nominal (que es aquella que contiene a los ciudadanos con credencial para votar vigente al día de la elección), al corte del 5 de octubre de 2023 es de 97 millones 112 mil 591 personas, y tomando en cuenta la meta propuesta por la aspirante presidencial, tenemos de nuevo que en caso de que cualquier partido alcance este nivel de votación estará asegurando su entrada a Palacio Nacional y de nuevo seremos gobernados por la decisión del 32 por ciento de los ciudadanos en edad para votar.
La única manera de revertir esto es saliendo todos a ejercer nuestro derecho al sufragio.