En este año, que recién empieza, los mercados financieros tendrán un comportamiento muy distinto a los dos pasados años, la razón fundamental es que los bancos centrales del mundo, en términos generales, endurecerán sus políticas monetarias; algunos de ellos, en países en proceso de desarrollo ya empezaron a subir las tasas de interés, pero en las naciones más desarrolladas los cambios apenas comienzan.
En los Estados Unidos (EU) --el mercado financiero más importante e influyente del mundo--, ya se empezaron a dar algunos cambios: El primero fue en noviembre, cuando la Reserva Federal (Fed) anunció reducir la inyección de liquidez que había puesto en marcha en marzo de 2020, primero la redujo en 15,000 millones de dólares (mdd) mensuales y en diciembre la recortó a 30,000 mdd con objeto de que en el mes de marzo ésta concluya. Igualmente, en su última reunión de política monetaria notificó que era muy posible que en este año la tasa de interés suba en tres ocasiones, y que en el 2023 se incremente otras tres veces. Si lo mencionado ocurre, este 2022 la tasa de referencia pasaría de cero a 0.75% y para el 2023 alcanzaría 1.5%; el miércoles, al darse a conocer los detalles de las minutas de su última reunión, se informa que algunos miembros de la Fed pidieron que una vez que empiecen a subir las tasas se comience a reducir el tamaño de la hoja de balance de la institución, lo cual reducirá aún más la liquidez del sistema. Todo lo anterior porque se presume que la economía está creciendo a un ritmo importante y ya no necesita apoyos adicionales, de esta manera, con dichas medidas se trata de poner freno a la inflación que el año pasado subió en forma preocupante.
Para México lo anterior debe ser un tema de preocupación porque la inflación interna está por arriba de 7%, y con EU subiendo tasas nosotros tendremos que seguir aumentando las nuestras. La mayor parte de los analistas piensan que nuestra tasa de referencia, que ya está en 5.5%, pueda subir al 6.5% en este año; además todo esto se dará en un escenario económico complicado, en donde el crecimiento de nuestro país se verá reducido a tasas de alrededor de 3%. No cabe la menor duda que nuestro banco central tendrá que enfrentar enormes retos para reenfocar la inflación a niveles por debajo de 4%, lo cual al día de hoy se ve muy difícil; es posible que con las tasas de interés internas al alza el valor de nuestra moneda no se lesione demasiado, pero tampoco le conviene a nuestra economía un peso caro que limite nuestra competitividad y lastime nuestras importaciones. El panorama internacional seguirá siendo favorable a las inversiones de capital ya que la tasa de interés, aunque subiendo, suponemos lo hará a un ritmo bastante moderado y en los próximos 24 meses apenas alcanzará 1.5% --tasa aún muy por debajo de la neutral que hoy se considera en el 2%--, o sea que la política monetaria seguirá siendo expansiva; claro, estas estimaciones pueden cambiar si el crecimiento y la inflación no se moderan en el mediano plazo. El panorama para México --aunque más difícil, no necesariamente tiene que ser negativo-- pero para poder defendernos el gobierno debería de poner en marcha políticas públicas proclives para que la inversión privada empiece a crecer; si este renglón sigue desatendido, nuestro futuro económico se puede empañar.
Manuel Somoza