Este año hemos visto bajar de forma importante la tasa de interés de referencia de Banco de México; al inicio del año estaba en 10 por ciento, después de alcanzar 11.25 por ciento en 2024. A todas luces, y a “toro pasado”, parece que el banco central subió la tasa más de lo que hubiera sido necesario para enfrentar la inflación que se desató tras la pandemia.
Es fácil decirlo ahora, no debemos criticar lo que hizo Banxico en su momento; recordemos la incertidumbre de ver una inflación enorme que se alimentaba de muchos factores: por un lado se nutría del exceso de dinero que se otorgó a los estadunidense durante el covid, así como que las cadenas de producción y distribución se vieron afectadas y no lograban estabilizarse.
Lo anterior hacía que en la recuperación la demanda excediera por mucho la oferta de bienes, alimentando el crecimiento de los precios. En buena medida, en ese periodo la inflación en México era importada dada la dependencia con Estados Unidos.
Creo que Banxico actuó correctamente en ese tiempo, y la actual administración hace bien en bajar la tasa de niveles tan elevados que ya no se justifican. Hoy el nivel es de 7.5 por ciento; por supuesto esto ha sido posible porque la inflación —que llegó a tocar en su peor punto un poco más de 10 por ciento—, hoy se encuentra alrededor de 4 por ciento. Este movimiento ha sido muy inteligente, porque es necesario abaratar el costo del dinero para que la economía crezca un poco más.
El drama de la economía mexicana es que, en el tema de crecimiento, nos vemos muy mal. En 2020 el PIB se contrajo 8.2 por ciento y en 2021 rebotó a 6.3 por ciento; de 2022 a la fecha los crecimientos bajado, ya que en 2022 solo crecimos 3.7 por ciento; 3.4 en 2023 y 1.24 por ciento en 2024; lo peor es que para este año el crecimiento esperado está por debajo de 1 por ciento, y un país que no crece se estanca.
La recaudación resulta más complicada y las finanzas públicas lo van a resentir. El hecho de que Banco de México siga bajando la tasa de interés ayuda, sin lugar a duda, pero el impacto es pequeño; lo que se necesita es alentar la inversión privada con políticas públicas que la incentiven; la inversión fija bruta este año se ha contraído más de 6 por ciento, y con esas cifras no se puede crecer.
Banxico tratará de seguir bajando la tasa, yo creo que este año puede llevarla a 7 por ciento; hasta ahora ayudó que la Reserva Federal no bajara la tasa sino hasta septiembre de este 2025. El primer recorte lo vimos hace dos semanas por 25 puntos base, pero se esperan dos más del mismo tamaño, y si eso sucede, la tasa en dólares, en su rango alto, en diciembre puede quedar en 3.75 por ciento, contra el 7 por ciento de México; es decir el diferencial se reducirá a 3.25 por ciento, cuando en enero de este año era de un poco más de 6 por ciento.
Lo anterior nos dice que Banxico ya no tiene mucho margen para bajar, a menos que la inflación se reduzca a 3 por ciento, lo cual no se ve muy factible en el corto plazo.